Recuerda Erik que una tarde lluviosa, en Huajintepec, propuso a su familia sembrar semilla de okra. Esta hortaliza es cultivada y consumida en la costa chica de Guerrero, desde hace muchos años. Sin embargo, en las últimas décadas, este cultivo ha decaído, tal vez por ello la reacción de su familia fue rechazar su propuesta, tachándola de loca.
Erik, recién había regresado a su pueblo natal, después de estudiar la carrera de ingeniero agrónomo en la UAM, y supo por su padre que sembrar maíz y frijol resultaba una faena dura e incierta, pues pesaba sobre ella la amenaza de la sequía o de mucha lluvia. Había que buscar nuevos ingresos, con nuevos cultivos. Así que el joven ingeniero agrónomo insistió.
Emprendería la tarea se sembrar la saludable y versátil hortaliza, para recuperar no sólo su consumo sino ofrecer una oportunidad de mejorar la economía en la zona. Así nace Okra FE, una empresa familiar que, de forma artesanal, produce y procesa la semilla de okra para producir un polvo que se toma como el café.
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Sembraron una hectárea y cosecharon 900 kilos, el equivalente a cuatro costales. La tarea de tostar, moler y agregar un toque de canela fue difícil pero gratificante.
Erik diseñó una etiqueta y, en bolsitas de pocos gramos y de diez pesos, empezó la tarea de vender, primero en la comunidad, luego en el municipio. En poco tiempo las bolsas crecieron a un cuarto, medio y un kilo. Amigos y parientes que venían de visita de otros lugares del país, se llevaban el producto para venderlo y, muchas veces, pedían que les enviaran más.
El negocio prosperaba, Erik recibió un apoyo del presidente municipal. Luego un amigo de Chilpancingo lo acercó al recién constituido Consejo guerrerense que apoya a emprendedores. Buscaron apoyo en el INADEM, en Sagarpa. Asistió a la Semana del Emprendedor de 2016, realizada en la Ciudad de México y, que abrió las puertas a nuevos clientes.
Hoy, además de recuperar un viejo cultivo y fomentar un antiguo hábito en la zona, Okra FE ha rebasado las fronteras guerrerenses y cuenta con operadores en Guadalajara, Nayarit y la Ciudad de México. La tenacidad y trabajo de Erik y su familia están dando resultados.
REPL