Cuando Susana García Ballesteros decidió emprender invirtió sólo 5 mil pesos; 21 años después, es directora de nueve empresas enfocadas a la cuestión ambiental.
Sus estudios de ingeniería ambiental y su experiencia en grandes empresas donde se volvió experta en desechos peligrosos la llevaron a pensar un día que todos los conocimientos que había adquirido en materia toxicológica podría ocuparlos para crear productos que no dañaran el medio ambiente y le sirvieran a la gente en su vida diaria.
“Empecé de cero”, dice la hoy exitosa mujer empresaria. Así que dejó su empleo y se dedicó a fabricar productos biodegradables no tóxicos que pueden encontrarse bajo la marca GreenFrog. Empezó fabricando productos de limpieza que no tuvieran cloro, sosa o sustancias contaminantes, y después siguió con los relacionados al cuidado personal, como jabones, cremas y shampoo.
También fundó un laboratorio ambiental y una empresa de química ambiental y pese a tener contactos en ese sector decidió “aventarse” y contactar a clientes que nunca había visto. Así que les envió mensajes mediante fax y su sorpresa fue que directivos de Aurrerá, Grupo Apaxco, Wal Mart y Pemex la buscaron. “Así comenzó el negocio”, cuenta Susana.
Un reto que tuvo que solventar Susana fue encontrar la forma de ofrecer sus productos a precios accesibles y que pudieran competir con los de las marcas comerciales. Se dio cuenta que el problema era la comercialización, pues si los ofrecía a través de una empresa el costo se disparaba. “Si se los daba en 15 pesos ellos los vendían a 150”.
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Así que decidió cambiar el concepto de ventas: acercar los productos a la gente a través de lo que ella llama Green Store Truck, que son camiones móviles. De esta manera no sólo los daba a conocer, sino permitía que la gente los oliera y los sintiera. Hoy también cuenta con tiendas fijas en siete ciudades de la República Mexicana y ventas por internet.
La empresaria recomienda a quienes buscan emprender confiar en su proyecto y no tener miedo a “aventarse”.
REPL