Dulce sueño familiar

Durante nueve años, doña Hilda vendió la miel de su apiario a grandes empresas, luego decidió elaborar algunos productos de manera artesanal. Hoy, sus hijos modernizan la empresa familiar.

Milagros Rivera/ Luis Valentino Ramírez/Abeja Reyna
Ciudad de México /

Abeja Reyna produce tres líneas de productos con miel de abeja y jalea real orgánicas y están introduciendo la miel en polvo Santa Colmena, “un endulzante deshidratado, sustituto del azúcar”, informan Milagros Rivera y Luis Valentín Ramírez, dos de los integrantes de esta empresa que maneja una familia de apicultores de Guadalajara, Jalisco.

Milagros y Luis Valentino llegaron a sumarse al sueño que su madre, Hilda, empezó en 1987 cuando vendía el producto de su apiario a empresas para su industrialización. Frente a la crisis que sufrió el sector en 2006, doña Hilda buscó hacer algunos productos en su casa, de una manera artesanal. Recuerdan sus hijos que ellos, aún siendo pequeños, le ayudaban con lo que podían. Todo empezó, acondicionando “la cochera de la casa, recuerda Luis Valentín, pegaban etiquetas, empacaban”.

No había una separación entre casa y negocio, “el trabajo no acababa nunca, hasta que pudimos rentar una bodega”, afirma Mili como le dicen de cariño a Milagros.

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En 2014 ingresaron al Programa Reto Zapopan resultando ganadores. Nace así una nueva etapa para Abeja Reyna que integró a toda la familia de una manera más profesional. Fue entonces que desarrollaron la marca, las tres líneas de producto: belleza, nutrición y salud. Además realizaron un cambio de imagen y una estrategia de mercadotecnia.

Mili es chef de profesión, pero cambió la filipina por una bicicleta para recorrer las tienditas cercanas a su casa, las de la colonia, asistir a mercaditos y bazares para promocionar Abeja Reyna. Acude a muchas expos en la Ciudad de México pues los considera como “un trampolín para dar a conocer los productos”.

Actualmente Abeja Reyna se encuentra en 250 puntos de venta en Guadalajara. Está en cadenas como City Market, Fresko y, a punto, de ocupar los anaqueles de Wall Mart y Superama. Además tienen una tienda rústica, una especie de show room, que le gusta mucho a la gente.

Para estos jóvenes el reto inmediato es posicionar su producto y sostener las ventas en las grandes cadenas a las que van a entrar, así como establecer formalmente la tienda que ahora tienen en casa. Más adelante buscarán exportar a todo el mundo.

Milagros y Luis Valentín llegaron a sumarse al sueño de su madre para hacerlo más ligero y “echarlo a volar con más eficiencia”.

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