Vinos Palafox es una empresa vinificadora ubicada en el Valle de la Grulla, al sur de Ensenada, desde 1997. Al cabo de estos 21 años la empresa familiar ha crecido considerablemente al punto que actualmente esperan producir 110 mil botellas de vino; el relato de su éxito revela una historia ligada a la tierra y al trabajo.
Jaime Palafox Granados, abogado de profesión y uno de los fundadores, cuenta que todo partió de la idea de su hermano agrónomo, “él identificó la zona, vimos las condiciones climáticas. Nos parecía que era el mejor lugar para producir; pero en aquel momento era una locura porque nadie estaba produciendo allá, en 1997”. En esa época su hermano estaba terminando una maestría en Estados Unidos y a pesar de tener todas las posibilidades para quedarse, prefirió regresar a su tierra para comenzar un proyecto junto a su familia.
En los 90, con la entrada de México en el GATT, se arrancaron alrededor del 70 por ciento de los viñedos en Baja California; en la zona no había empleo y la gente tenía que viajar hasta 400 kilómetros para emplearse como pescadores. Entonces Jaime y su hermano comenzaron a recuperar unos predios que su familia poseía desde hace 90 años.
“Tengo fotos de mi abuelo, mi bisabuelo y mi tatarabuelo cosechando uvas en 1930; pero para nosotros el ímpetu nació de mi hermano y que esta zona estaba sumamente deprimida. Empezamos a ver que la zona tenía dos condiciones fundamentales: un gran clima y un agua de muy buena calidad. Ese microclima hace que las uvas se den correctamente; los buenos vinos sólo vienen de buenas uvas”.
Una vez acondicionado el terreno, cultivaron los viñedos pero “un viñedo toma mucho tiempo, cuando menos necesitamos 5 años para poder hacer un ensayo bien hecho y 8, para una producción correcta comercialmente.
TE RECOMENDAMOS: Innovación y calidad para competir
El trabajo era complejo, por un lado era indispensable rescatar la región y por otro convertir la empresa en un negocio rentable, lo cual implicaba invertir en tecnología y aumentar el cultivo. En 2006 produjeron las primeras 7 mil botellas, pero urgía encontrar una buena técnica que facilitara e intensificara la producción. A partir de 2007, Jaime viajó por el mundo buscando la tecnología apropiada para realizar la vinificación hasta que la encontró en La Rioja la Dehesa, una zona con alto valor de pequeñas bodegas.
Varios han sido los secretos del éxito de Vinos Palafox. Por un lado la capacidad de distribuir en distintas ciudades, lo cual los vuelve menos dependientes en los periodos de crisis, “si no vende Vallarta, vende Cancún; la temporada alta puede ser el DF en invierno, pero puede ser muy estable en Baja California”. Por otro lado, enfocarse en una buena relación entre el precio y la calidad con el fin de hacer vinos accesibles.
Finalmente, un alto nivel de educación, que les permite analizar y estructurar las estrategias necesarias de la empresa: “en las mañanas a las 5:30 o 6:30 estoy analizando con la gente de campo; pero el viernes estoy en El Palacio de Hierro. Entonces tienes que tener la capacidad de estar trabajando en todos los niveles para poder hacer rentable una pequeña empresa”.
Sus ventas crecen alrededor de 25 por ciento por año lo cual les abre la posibilidad de exportar el excedente, sin embargo, como sostiene Jaime, lo más importante es encontrar un distribuidor con experiencia que comparta su filosofía y su manera de hacer, “nosotros no compramos uvas, lo hacemos con viñedo propio, es casi una cuestión de filosofía de producción, que yo creo que es lo que hace a los grandes vinos. Los buenos vinos se hacen con viñedos que nadie más tiene, cuando puedes tener el cuidado de la calidad desde el primer día del año”.
REPL