Que el hijo de un magnate de la agroindustria como Kuok Khoon Hong, el noveno hombre más rico de Singapur (2.8 mil millones de dólares, y sobrino del mayor millonario de Malasia, Robert Kuok (11.4 mil mdd), no persiga el sueño de tener el mayor negocio de aceite de palma del mundo y se dedique a la música parece un american dream de adolescente.
En esa situación está Kuok Meng Ru, quien de niño casi no pasaba tiempo con su multimillonario padre. Si alguien despertó el interés del joven por la música fue Eric Clapton –al que escuchaba su padre–, misma tradición que lo condujo a la obsesión con el célebre B.B. King, el Rey del Blues, con quien dice que tenía una relación personal y una visión musical a través de las empresas que posee.
El joven de 28 años y su socio Steve Skillings trabajan para convertir a BandLab en una comunidad global basada en la nube dedicada a las personas para crear, colaborar y compartir música. Esta plataforma se fi nancia por un grupo de inversores privados que incluyen el padre de Kuok y a JamHub Corp, un fabricante de mezcladores de audio. Kuok declinó decir cuánta inversión tendrá BandLab, pero está financiada en su totalidad hasta 2019.
La intención de BandLab es equivalente a Instagram, en la que hay una floreciente comunidad de personas que comparten fotografías y videos. Kuok apuesta a que la gente hará algo similar con su música. BandLab debutó para internet, dispositivos Android y Apple iOS en agosto de 2015 y ya genera millones de dólares.
Esta start-up se diferencia de SoundCloud al permitir que los artistas reciban una opinión o colaboración pública o privada para sus trabajos.
Si despega el proyecto musical, es fácil realizar un seguimiento de los contribuyentes, lo que ayuda a evitar problemas de derechos de autor. Pero un desafío clave para BandLab consiste en aumentar el negocio y amasar oyentes.
Más allá de esta plataforma, Kuok le entró a una tarea musical que ni su padre imaginaba. Está transformando a Swee Lee, la distribuidora de guitarras y equipos de audio en Singapur. La intención es hacer una empresa moderna a través de la venta de mercancía en línea y clases de música. Es ahora el mayor intermediario de instrumentos y equipo de audio en el sudeste asiático, con tiendas en Malasia, Myanmar y Vietnam.
Las ventas se han duplicado desde que compró la compañía en 2012. Swee Lee es también donde Kuok compró su primera guitarra.
Respaldados por su padre, los esfuerzos de Kuok ponen en relieve al joven, heredero de una dinastía más grande que va más allá del aceite de palma. Kuok es sobrino de Robert Kuok, uno de los hombres más ricos del mundo y controla desde empresas de azúcar y fertilizantes hasta hoteles y empresas de logística, y recientemente dejó el negocio de los medios, donde llegó a estar asociado con Rupert Murdoch en Hong Kong.
Mientras, Kuok se hace del reconocimiento de su familia en un negocio muy distinto. En muchas ocasiones ha celebrado que gran parte del éxito del clan viniera de asumir riesgos y de emprender por su propia cuenta.
La última gran hazaña del vástago de Kuok Khoon Hong fue adquirir 49 por ciento de las acciones de la revista estadunidense Rolling Stone —Wenner Media seguirá siendo el socio mayoritario— y principalmente organizará conciertos y eventos, basándose en el atractivo y el reconocimiento de la marca a escala mundial.
A esta compra, el fanático de B.B. King suma la operación que hizo a principios de septiembre de Mono, un fabricante de estuches y accesorios de instrumentos musicales con sede en San Francisco.
De tal manera que Kuok seguirá honrando sus gustos musicales que le han dejado enseñanzas y buenos negocios, siguiendo la filosofía del trabajo duro que aprendió de su ídolo B. B. King, quien murió en 2015. En 2011 fue a su primer (y último) concierto del guitarrista de blues y ahí empezó el tributo que se transformó en la compra de 49 por ciento de Rolling Stone.
JOS