Dos son compañía y tres son multitud, dice el refrán, pero 10 ya son una convención. Por lo menos, esa es la definición que ofrece la Organización Mundial del Turismo (OMT) de las Naciones Unidas. Una reunión, es un encuentro de 10 o más personas que dura un mínimo de cuatro horas y se realiza en un espacio contratado para ese fin.
Convenciones, conferencias, congresos, ferias comerciales y exposiciones, reuniones empresariales, de negocios y otros eventos similares pueden considerarse dentro de este rubro que, de acuerdo con un estudio de la consultora STA, aporta a México 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB) anual. Eso se traduce en 266,117 reuniones; 29.3 millones de participantes; cerca de 30 millones de cuartos por noche; un gasto de 24,975 millones de dólares (mdd), y alrededor de 500,000 empleos directos y 390,000 indirectos.
Se trata solo de cifras de 2015, el último año contabilizado, pero se estima que el valor de esta industria crece a un ritmo de aproximadamente 7.5% cada año.
“Entre otras de las ventajas, el turismo de reuniones ayuda a regular la estacionalidad de los visitantes y activa la economía local, lo que le quita cierta vulnerabilidad a cada destino”, afirma Francisco Madrid, director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac.
De acuerdo con el especialista, uno de los factores que explica el auge que vive esta industria en el país “es el importante desarrollo de la infraestructura para estas actividades”.
De acuerdo con el académico, Cancún y la Ciudad de México se ubican a la cabeza en el país, mientras que otras ciudades manifiestan fortalezas particulares dependiendo de sus segmentos.
“Seguramente habrá algunos destinos que no estén funcionado bien, pero la realidad es que no tenemos suficiente información sobre la industria y esto podría ser un reto”, aclara.
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Medición incipiente
En 2006, la OMT y otros organismos internacionales, generaron una serie de recomendaciones y lineamientos para realizar la medición adecuada del impacto económico de este sector en cada país.
El problema que se tenía en ese momento, relatan Arik Staropolsky, director general de STA Consultores, y Eduardo Chaillo, presidente de Global Meetings & Tourism Specialists, es que había servicios relacionados con el turismo, como restaurantes y hoteles que estaban contabilizados dentro de otras ramas económicas, lo que hacía complicado saber cuánto aportaban al turismo. Ante ello, una de las recomendaciones de la OMT fue realizar encuestas locales con los actores de la industria para conocer su desempeño.
El primer país en tener un estudio de la industria de las reuniones y convenciones fue Canadá, en 2008, siguió Estados Unidos (EU) y México fue el tercero en 2011, con una actualización, iniciativa del Consejo de Promoción Turística, que apareció en 2015. Staropolsky y Chaillo trabajaron en ambos, primero como funcionarios públicos y, posteriormente, como consultores independientes.
Los favoritos
“Hay un destino al que le está yendo particularmente bien y es Guadalajara”, explican los consultores. “Tiene el recinto más grande de México —Expo Guadalajara—, una oficina de convenciones, nichos de mercado claros y gremios locales como la industria y las universidades, imanes para las reuniones”.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo local, en esta ciudad se han invertido 3,000 mdd, entre 2013 y 2018, en hoteles y habitaciones destinadas al turismo de reuniones, lo que incrementó 20% el número de eventos.
Pero la industria de reuniones está diferenciada por segmentos. Tradicionalmente las convenciones corporativas suelen ir a las playas. Los Cabos, Cancún y Puerto Vallarta reciben eventos de 150 a 250 personas. En cambio, la ubicación preferida de las exposiciones son las grandes ciudades, como Ciudad de México, Monterrey y León, cuyo Poliforum recibió en 2017, de acuerdo con los administradores del recinto, 144 eventos.
Otro destino notable es Querétaro, con su Centro de Congresos (QCC), inaugurado en 2011, el cual tiene una capacidad para 9,000 personas, y representó una inversión de 624 millones de pesos (mdp). “Este destino está teniendo mucho éxito, no solo en atraer eventos, sino en crearlos, gracias a la articulación del QCC con los clusters aeroespacial y de autopartes”, afirman Staropolsky y Chaillo.
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Mérida no deja de crecer
“En el corto plazo, lo atractivo es el Centro Internacional de Congresos (CIC) en Mérida, por inaugurarse”, opina Madrid de la Anáhuac.
El CIC se planeó, de acuerdo con el secretario de Fomento Turístico de Yucatán, Saúl Ancona, a raíz de una solicitud que hizo la industria turística de Mérida para complementar al Centro de Exposiciones Yucatán Siglo XXI, que está en función desde 1999, pues aunque ha sido fundamental para impulsar el mercado de reuniones, está sobrepasado.
De acuerdo con el secretario, “a diferencia de lo que sucede en otras partes del país, nosotros logramos construirlo en el Centro Histórico de Mérida, en pleno sector turístico”. Alrededor del nuevo Centro hay aproximadamente 1,000 habitaciones de hotel, explica Ancona.
A pesar de que aún no se ha inaugurado, para este año ya hay confirmados 12 eventos. “El proyecto es una obra pública con una inversión de más de 1,200 mdp. Para administrarlo se creó el Fideicomiso para el Desarrollo del Turismo de Reuniones de Yucatán”, dice Ancona.
Este organismo administrará este y el resto de los recintos del estado, además de funcionar como oficina de promoción de reuniones.
Gracias a este desarrollo, se abrirán siete hoteles en los próximos 36 meses: 1,200 habitaciones más. “El turismo de reuniones no solo ha compensado las temporadas bajas, ha hecho que en estas épocas el flujo de visitantes sea aún mayor”, explica Ancona.
El CIC está marcando algunas de las tendencias del sector como sustentabilidad, fomento a la cultura e impulso de las cadenas de valor local. De acuerdo con Staropolsky y Chaillo, pronto estará entre los principales destinos de reuniones del país.
Otros negocios
Hay más industrias beneficiadas en este nicho, como las empresas de transportación, las especializadas en producción de eventos, video y actividades recreativas. Además, a partir del turimo de reuniones ha surgido otro nuevo perfil de visitante, el que hace turismo bleisure, término que se refiere a los viajes que combinan negocios y placer.
Un estudio realizado por Booking.com Bussiness reveló que esta tendencia se ha incrementado 49%, de 2017 a la fecha.
Para ser considerado un viaje bleisure, las estadías deben ser entre semana por trabajo, y extenderse de uno a tres días más por placer. De acuerdo con un sondeo de BridgeStreet Global, en el mundo 14% de las empresas lo han adoptado como una de sus estrategias corporativas, y por lo menos 20% de los viajeros de negocios realizan un bleisure una vez al año y reconocen que lo disfrutan.