Pedí a capos que cuidaran a curas: obispo de Chilpancingo

Xavier Olea, fiscal general de Guerrero, explicó que fotografías del cura Muñiz García con un rifle AK-47 y rodeado por integrantes del crimen organizado, fue el detonante del homicidio.

Editorial Milenio
Chilpancingo y México /

Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, admitió que ha dialogado con líderes narcotraficantes para pedirles que cuiden a los sacerdotes, religiosas y seminaristas.

En entrevista telefónica difundida por la agencia AP, el jerarca católico puntualizó en la necesidad de dialogar con líderes del crimen organizado, como él lo hace, para reducir la violencia y llamó a los ciudadanos a votar en las próximas elecciones por quien pueda pacificar el país.

“Yo abiertamente lo he dicho: he dialogado con los capos, con los jefes de esos grupos para que cuiden a los sacerdotes, religiosas, seminaristas (...) Siempre he hablado de diálogo para buscar la paz”, manifestó.

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Al respecto, el Centro Católico Multimedial consideró que la propuesta de Rangel Mendoza es la única viable para reducir la violencia, y llamó a quien tenga alguna sugerencia mejor a que la presente.

Omar Sotelo, sacerdote integrante de ese centro, señaló: “Si hay otras personas que propongan algo mejor que eso, que lo expresen. Si las autoridades o aquellos que critican la voz del obispo tienen algunas vías interesantes para que se solucionen los problemas, que las digan”.

Sobre el asesinato de Germaín Muñiz García, cura de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, e Iván Añorve Jaimes, de la arquidiócesis de Acapulco, el obispo Rangel Mendoza opinó: “Para mí la muerte de los padres (...) fue un mero incidente, porque rebasaron un carro y estos se molestaron. Seguramente serían gente que andaba buscando alguna víctima”.

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Ambos sacerdotes fueron asesinados la madrugada del lunes pasado, cuando regresaban de la comunidad de Juliantla, en el municipio de Taxco, donde participaron en un baile.

POR UNAS FOTOS

Xavier Olea, fiscal general de Guerrero, explicó que un par de fotografías en las que aparece el cura Muñiz García con un rifle AK-47 y rodeado por integrantes del crimen organizado, fue el detonante del homicidio.

“Dichas fotografías circularon en las redes sociales, de lo que deviene que tanto la sociedad como grupos delictivos contrarios observaron dichas imágenes”, manifestó en conferencia de prensa.

A partir de esa publicación, dijo, el sacerdote fue relacionado con un grupo delictivo, que opera en Mezcala, Carrizalillo, Taxco, Taxco el Viejo y parte de Iguala.

Acerca de la investigación, dio a conocer que “las hoy víctimas salieron de Mezcala aproximadamente a las 19 horas del 4 de febrero con dirección a Taxco”.

Cerca de tres horas después llegaron al baile en Juliantla, al que asistieron “muchas personas pertenecientes a diversos grupos delictivos, tanto de Guerrero, como de los estados de México y Morelos”.

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Abundó que según algunos testimonios, durante el baile ocurrió una riña entre algunas personas con quienes acompañaban a los curas.

El fiscal dio a conocer que los asesinos huyeron en una camioneta X-Trail, la abandonaron y despojaron de su auto a unas personas que se dirigían a Cuernavaca. Se sabe que con ese coche robado ingresaron a Ixtapan de la Sal, en el Estado de México, donde operan para un grupo criminal.

El obispo Rangel Mendoza afirmó que las fotografías a las que se refirió el fiscal ya se conocían desde hace tiempo y que el cura Muñiz García se tuvo que relacionar con los delincuentes, pues “era la única manera en que podía pasar a su territorio”.

Ayer, el sacerdote Germaín fue sepultado en Taxco e Iván Añorve en Tecpan.

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