Pirruris, pollo desplumado y racista: los dimes y diretes rumbo a 2018

Los precandidatos de todos los partidos se han lanzado insultos con tintes racistas y clasistas, que bien podría investigar el Conapred.

Los dimes y diretes rumbo al 2018
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Como en el tema que inmortalizó la gran Celia Cruz, los demonios se soltaron entre la clase política y Songo le arrimó un zape a Borondongo, Muchilanga escupió a Bernabé, Bernabé se zurró en Burundanga... y a Burundanga le rugen los pies.

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Pirrurris, títeres, viejito, racista, inestable mental, miope, pollo desplumado y pendejo” fueron algunos de los dardos que se lanzaron entre sí los precandidatos a la Presidencia o al gobierno de Ciudad de México, así como personeros, escuderos y hasta espectadores de la lucha política que ya llegó, ya está aquí.

Puras alusiones personales, pura injuria ad hominen, que si el Conapred tuviera dientes ya estaría persiguiendo de oficio. Porque mire usted: el casi candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, abrió fuego calificando—o más bien descalificando— al frentista Ricardo Anaya y al priista José Antonio Meade por tener la piel clara y, citando al Norberto Bobbio mexicano (Luis de Alba), por ser “pirrurris” y no conocer el país. Para rematar, el epíteto recurrente: “son títeres de la mafia del poder”.

De botepronto, Anaya le sorrajó a López Obrador que es un racista, y el coordinador de la campaña de Meade, el siempre autocontenido Aurelio Nuño, usó un eufemismo: “poca estabilidad emocional”, para evitar decirle orate o chiflado. Menos elegantes fueron los seconds rudos, Marko Cortés por el PAN, que le achacó a los achaques seniles los dichos de AMLO: “Está estresado; en tiendo, ya está grande de edad y hay temas que no puede asimilar bien”, como si la vejez fuera una discapacidad.

Y Enrique Ochoa, por el PRI, que retomó el color de la piel para aludir al líder moreno por asolearse en las tomas de pozos petroleros o en los plantones de Paseo de la Reforma. Mesiánico y “18 años sin trabajar” fueron otras perlas menos imaginativas para denostar al contrario. Pero a Ochoa Borondongo también le alcanzó para tundirle a Anaya Burundanga: miope político (¿por los anteojos?) y pollo desplumado (¿por el meme de Chicken Little?). ¡Viva la carpa!

Hasta el brazo derecho de Andrés Manuel, la secretaria general de Morena, Yeidckol Polevnsky, se subió al tren del escarnio. Cuestionada sobre la coalición Por México al Frente, respondió: “Los frentes fríos son pasajeros, te pones un abriguito y no pasa nada”.

Y qué decir del derrotado jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, a quien le brotó lo clasista, al responder una broma de quien será candidato del PRI capitalino, Mikel Arriola, sobre su programa estrella El Médico en tu Casa: el programa, dijo Mancera, efectivamente no ha llegado a Bosques de las Lomas; y lo chovinista, al recomendarle que solo hable del jai alai, “un deporte vasco, (que) no es de Ciudad de México”.

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Para terminar, el que se voló la barda fue el ex dirigente nacional de PAN, Gustavo Madero, que sin más, le sorrajó al ex presidente Vicente Fox por externar su apoyo a José Antonio Meade: “¡Qué pendejo!”.


JASR

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