El gobierno de la Ciudad de México y los restauranteros capitalinos acordaron iniciar un proyecto piloto para inhibir el uso de popotes.
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El jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, dijo que este es el primer paso para buscar una norma o ley con la que se prohíba definitivamente el uso de este instrumento, que es muy nocivo para el medio ambiente.
“Puede ser la ley de establecimientos mercantiles o puede ser una norma involucrada con la protección del medio ambiente”, comentó.
“Aquí como hablamos de un esquema de servicio por parte de los establecimientos mercantiles que sirven comida y bebida estamos pensando cuál sería la norma pero vamos a ver qué resultados da este programa”, añadió.
El mandatario capitalino explicó que las 9 millones 300 mil personas que viven en la ciudad producen alrededor de un kilo y medio de residuos sólidos, de ellos, casi el 50 por ciento son inorgánicos y solo una cuarta parte son reciclables.
“Si nosotros generamos este mensaje como ciudad y acompañamos a las ciudades tanto del país, como del mundo que ya lo están implementando, nuevamente, estamos manifestando una preocupación por el medio ambiente y el medio ambiente es de naturaleza global”, destacó.
“No podemos señalar que los efectos que se generan en el medio ambiente son únicamente locales; no, esto trasciende fronteras”, remarcó.
Indicó que el programa piloto se iniciará a partir de agosto y concluirá en noviembre, para que a final de año se tenga un diagnóstico completo de cuántos popotes se utilizan en la ciudad y cuánto se beneficiaría al ambiente con su eliminación definitiva.
“¿Qué es lo que se propone aquí?, pues obviamente que cuando una persona requiere una bebida o algún alimento que se tenga que usar un popote, se le pide que no ocupe el popote o que emplee los popotes realizados con este tipo de materiales vegetales que permite esa destrucción mucho más rápida”, abundó.
Según cifras oficiales, en la capital mexicana hay poco más de 47 mil restaurantes, 17 mil de antojitos como tortas y tacos y otros 14 mil restaurantes a la carta que incluyen cafeterías, que ofrecen popotes a sus clientes, los cuales tradan entre 50 y 100 años en degradarse.
FLC