Sin importar que los estatutos de Miss Universo fueron modificados en 2012 para permitir que mujeres trans compitan en el certamen de belleza, la edición de este año, a celebrarse el 16 de diciembre, se ha visto envuelta en polémica por la participación de Miss España, Ángela Ponce.
Figuras como Lupita Jones y Miss Clombia, Valeria Morales, han manifestado su desacuerdo y la discusión ha llegado a redes sociales, donde proliferan comentarios que, en opinión de Siobhan Guerrero, doctora en filosofía de la ciencia, mujer trans, son un reflejo de una transfobia impulsada por "la nueva derecha antiderechos".
Pregunta: En medio de toda la polémica por la participación de Miss España en Miss Universo, ¿qué opinión tienes de este certamen antes que nada?
Respuesta: No me gusta Miss Universo, no creo que celebre los atributos más importantes de una mujer, sino que es un espacio de objetivación. En ese sentido, me parece que hay un tratamiento de las mujeres como cuerpos a ser mirados, un tratamiento vouyerista del cuerpo y de la belleza femenina como algo a ser consumido y vendido, en este caso a través de medios masivos de comunicación. Considero que tiene una mirada que mercantiliza el cuerpo de las mujeres para el entretenimiento y el consumo de las masas, que además impone una serie de estándares de belleza irreal, que nos hacen mucho daño a todas, en términos de una serie de cuerpos que son inalcanzables, que además enaltecen los cuerpos de mujeres que no han tenido hijos, como de alguna manera los cuerpos dignos de ser mirados.
P: Sin embargo, la discusión no se ha enfocado en eso, sino en las declaraciones de Miss Colombia en torno a quién sí y quién no puede participar en el concurso. ¿Qué piensas al respecto?
R: Me parecen declaraciones abiertamente transfóbicas, pero aquí me pasa algo que es paradójico. Con Miss Universo me pasa lo mismo que cuando Donald Trump dijo que iba a prohibir la entrada de personas trans al ejército de Estados Unidos, porque estamos ante una institución y un programa que encarnan algo que podemos considerar como abiertamente rechazable. En el caso del Ejército de Estados Unidos es claramente una herramienta intervencionista y bélica, y en el caso del concurso de alguna manera me parece patriarcal.
Y sin embargo, y esto es lo paradójico, defendería el derecho de las personas trans de estar presentes en estos espacios por una cuestión estratégica. A pesar de que yo preferiría que no existiera el concurso —no nada más cancelarlo sino replantear toda la lógica del programa, que no se tratara así el cuerpo de las mujeres—, lo que sí es que mientras exista y discrimine a mujeres trans, lo que hace es perpetuar una visión cis-sexsita de quién es una mujer y además lanza el mensaje de que está bien discriminarnos y que somos de alguna manera mujeres de segunda clase. Pero creo que la lucha a largo plazo, y esto sí quiero enfatizarlo, no debe ser la lucha por ser parte de una estructura patriarcal sino por demolerla.
P: ¿Te sorprendió el apoyo de Lupita Jones a Miss Colombia, al decir que ella no tiene nada en común “con un transgénero”?
R: Me habría sorprendido que hubiera hecho una declaración empática. Lupita Jones no se ha caracterizado por tener una visión particularmente incluyente de su programa. No me sorprende que personalidades que de alguna manera han sido guardianas de esta serie de valores añejos tengan estas posiciones, me parece totalmente coherente con el tipo de valores que han defendido.
P: A pesar de ser un concurso de belleza que cosifica a las mujeres, feministas radicales podrían señalar que las mujeres trans invaden sus espacios, ¿no?
R: Yo tengo una visión muy crítica con el feminismo radical transexcluyente, pero creo que las voces más coherentes (de este sector) dirían que el problema con este programa es precisamente que es patriarcal y que objetiva (a las mujeres). Creo que ése es uno de los puntos en los que el transfeminismo y el feminismo radical paradójicamente podrían estar de acuerdo: en que este programa hace un tratamiento inadecuado e inaceptable del cuerpo de las mujeres. Creo que un feminismo radical que defienda este espacio sería inconsecuente; un feminismo radical del tipo que es incluso transexcluyente, dadas sus propias raíces políticas y filosóficas, tendría que atacar la lógica patriarcal del programa y no defender el espacio como uno para mujeres cisgénero. Creo que en este punto estaríamos de acuerdo, incluso si no lo estamos en quién es una mujer y quién es el sujeto político del feminismo.
Lo que creo que ocurre es que así como yo entro en una situación paradójica donde digo "Mientras esto exista, tiene que ser incluyente", me parece que a ellas les pasa algo parecido: “Esto no debe existir, pero mientras exista debe ser transexcluyente”. En ese sentido convergemos en el diagnóstico, pero no en la estrategia a corto plazo.
P: Mientras tanto, en redes sociales la discusión no va en ese sentido, sino en el mal entendimiento del género a una cuestión biológica o de nacimiento.
Desafortunadamente gran parte de la gente tiene estas opiniones transfóbicas, que reflejan de alguna manera el avance de la nueva derecha antiderechos y el discurso de que los estudios de género son ideológicos; lo ves sobre todo en los fotos de internet, en la forma en que hablan de las personas trans, con posiciones totalmente transfóbicas, que incitan al odio, que nos descalifican, que nos ven como personas enfermas. Yo veo estas opiniones como sintómaticas no sólo de una transfobia que está muy atrincherada en la sociedad, sino de una transfobia de nueva generación, resultado de la nueva derecha antiderechos.
P: En un balance, ¿dirías que este debate ha ayudado o perjudicado a la visbilidad e inclusión de las personas trans?, ¿qué sacas de esta polémica?
R: Creo que ha contribuido a ponernos en el frente de la discusión. Desafortunadamente, no es el frente que yo hubiera elegido. Nos pone en el centro de la mirada pública y nos pone en una discusión acerca de la importancia de incluir a las personas trans, pero yo hubiera preferido que no fuera a través de un espacio tan sexista como Miss Universo.
Considero que estas discusiones no se van a ir, creo incluso que van a ser cada vez más frecuentes, y es importante hacer un tratamiento que no sea transfóbico y dar espacios en medios de comunicación para que las propias voces trans se manifiesten y digan qué opinión tienen sobre estos temas.
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