Hoy en día el tiempo se ha convertido en un valioso recurso que se escapa con facilidad, cualquier cosa que nos ahorre un minuto parece ser un valioso regalo, todo debe suceder rápido; traslados, entretenimiento, compras, conversaciones e incluso la alimentación, los Fast Food, comida enlatada y de preparación instantánea han triunfando en un mundo donde siempre se va tarde.
Inmersos en este apuro, cada vez se cocina menos, no queda ni un minuto para reflexionar qué estamos metiendo a nuestro cuerpo, desconocemos la procedencia y por ende los aditivos químicos, las cantidades de grasa, azúcar, sal o aceite, abusando de ellos sin saber el impacto de su producción o a nuestra salud, aseguraron Guillermo Bermúdez y Elena García escritores y periodistas de ciencia durante la presentación de su libro "Alimentos Sustentables de la Tierra a la Mesa".
A pesar de esto, dijeron, hay un creciente interés por contrarrestar los avances de esta tendencia, tanto productores como consumidores, buscan la manera de generar opciones, "investigamos y nos sorprendimos de que en todo el país hay gente sembrando orgánico, jóvenes que desarrollan productos secundarios como conservas que no tienen agroquímico, hay personas preocupadas por la salud, la tierra y el prójimo."
Comentaron que incuso se tiene que saber el modo en que se comercializan dichos productos, ya que muchas veces desconocemos el impacto ambiental que conllevan o la forma en que se trata a sus trabajadores, "promover un comercio justo para evitar la tendente desigualdad entre campesinos y grandes empresas, que muchas veces no tienen relaciones económicas justas, preocuparnos incluso si no se ejerció explotación, como en Baja California, donde se encontró esclavitud evidente o simplemente que haya una relación de trabajo injustas."
Asimismo apuntaron que hay muchos casos de gente que quiere producir de forma amigable con el ambiente y vender de manera justa, así como rescatar los alimentos originarios de México, que se han perdido poco a poco, no por la falta de quienes lo cosechen, sino por la intrusión de mercancía extranjera o el impulso de semillas transgénicas que alteran las originales, perdiéndose poco a poco en el camino.
Mencionaron que a pesar del despertar la conciencia que se está generando, se debe presionar al estado para que regule a la industria correctamente y en pro de la salud de los ciudadanos.
"Como consumidores tenemos el poder de decir que comprar, de esa forma el gobierno y los comerciantes entenderían el mensaje, vayan a algún mercado y pregunten de dónde vienen las cosas; más de 55 por ciento de nuestro alimento es importando, eso nos lleva a una pérdida de soberanía, porque ya no podemos abastecernos de muchas cosas por la economía".
Finalmente hicieron un llamado a la sociedad "infórmense su futuro está en juego, preguntémonos cómo, quién, dónde, sino muy difícilmente esto va a salir bien".
MMCF