En municipios como Jilotepec, Polotitlán, Soyaniquilpan, Huehuetoca, Coyotepec, Teoloyucan, Zumpango, Nextlalpan, Tonanitla, Cuautitlán, Melchor Ocampo, Tultitlán y Tlalnepantla, por donde corren ductos subterráneos de Petróleos Mexicanos (Pemex), operan desde años atrás bandas de huachicoleros, que roban el combustible y también provocan accidentes y derrames.
De acuerdo a la Fundación Heinrich BöllLos y CartoCrítica, Investigación, Mapas y Datos para la Sociedad Civil, la empresa paraestatal tiene ductos para la recolección del petróleo crudo y gas provenientes de los pozos de extracción, el transporte a las refinerías, petroquímicas y complejos procesadores de gas, y para la distribución de productos finales a las terminales de almacenamiento y consumidores finales.
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Los poliductos transportan todo tipo de combustibles ya procesados, principalmente gasolinas y diésel y es donde ocurren con mayor frecuencia el robo de combustible a través de tomas clandestinas. Existen en el país 9 mil 098.53 kilómetros de poliductos, en un total de 161 proyectos.
A diferencia de otras instalaciones industriales peligrosas, las líneas no están dentro de un complejo industrial con características de seguridad; por el contrario, se despliegan a lo largo y ancho de tierras propiedad de terceros, entre ciudades y carreteras, o en tierras agrícolas, ríos y parajes naturales, incluyendo propiedades privadas, núcleos agrarios, áreas naturales protegidas y territorios indígenas.
Por ello el riesgo de derrames, contaminación y explosiones es sumamente alto.
Las tuberías normalmente están enterradas; sin embargo, su construcción, supervisión y mantenimiento requiere de amplios derechos de vía libres y sin cobertura vegetal.
El diámetro puede variar desde una hasta 50 pulgadas o más, pero las excavaciones para la construcción, mantenimiento y franja de seguridad o derecho de vía, que puede ser de más de 10 metros de ancho, producen una intensa perturbación del suelo y el entorno.
Numerosas invasiones se registran sin ningún control, se pueden encontrar viviendas, industria, comercio, escuelas, torres de alta tensión y hasta instalaciones militares sobre el derecho de vía de la propia infraestructura.
El acceso a la información pública en formatos abiertos es inexistente. La infraestructura se encuentra sumida en la opacidad, escudada con el argumento de la seguridad nacional.
La ubicación, su antigüedad, bitácoras de mantenimiento, riesgos, fugas, incidentes y tomas clandestinas, entre muchas otras características, se mantienen resguardadas con recelo.
La Fundación Heinrich BöllLos refiere la necesidad de implementar diversas acciones que inhiban este delito.
MMCF