Con Síndrome de Down, vida llena de obstáculos

El principal es la discrimincación del común de la gente. El trato diferenciado, incluyendo de las instituciones, se traduce en carencias y desigualdad, explica la madre del joven Mario.

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Zinacantepec /

Uno de los principales obstáculos para que personas con discapacidad y Síndrome de Down se desarrollen plenamente es la discriminación, no solo aquella de la calle, también la de las instituciones, que se traducen en carencias y desigualdad, así lo explica Sofía, la madre de Mario, un joven con esta alteración genética.

Platica que ella conoció el Síndrome de Down cuando nació su hijo, que actualmente tiene 20 años y quien disfruta de sus clases de pintura y panadería, antes parecía lejano, inexplicable, pero conforme su hijo fue creciendo, también tuvo que comenzar a leer, preguntar y buscar a otras madres que sirvieran como apoyo.

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Así pasó los primeros años, en casa, en un primer momento con dudas e incluso con cierta culpa, pues ella no entendía el porqué.

"Yo tuve a mi hijo como a los 30 años, tuve un embarazo normal y cuando nació me preguntaba qué había hecho mal, yo, como todas las madres, no quería que mi hijo sufriera, por eso tuve que aprender, le preguntaba a los doctores, a los psicólogos, a todo el mundo", aseguró.

Conforme pasaron los años, conoció a otras mamás que ha habían recorrido cierta parte del camino y también fue notando que a Mario le gustaba la pintura, primero comenzó con sus deditos y poco a poco lo hizo con pinceles.

"Lo que me costó fue poder encontrar escuelas después de que cumplió 18 años, casi todas son para niños, él también necesitaba convivir con otras personas y hacer cosas distintas", añadió.

Fue así que conoció una asociación civil, ubicada en San Luis Metepec, municipio de Zinacantepec, en donde jóvenes con Síndrome de Down o discapacidad intelectual reciben algunos talleres, entre ellos baile, panadería y pintura, que a su vez les permiten identificar sus habilidades o iniciarlos en pequeñas actividades económicas.

"Yo veo que mi hijo baila, pinta y se ríe, eso para mí es verlo pleno, feliz", detalla.

Una de las mayores cosas que le desagradan a esta madre es que al salir a la calle con su hijo, las miradas no faltan, "parece que hablan con los ojos, como si dijeran pobrecito o qué raro, pero en realidad lo que dicen es que no conocen el esfuerzo que hace la familia y él".

Las personas con Síndrome de Down, asegura, muestran algunas características comunes, pero cada una tiene una personalidad distinta; sin embargo, todos necesitan atención, desde temas recreativos hasta servicios médicos", concluyó.


MCLV

  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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