Como cada diciembre, grupos de matachines se concentran en distintos puntos de la ciudad con la finalidad de llegar a la Basílica y rendir agradecimiento a la Virgen de Guadalupe.
Se trata de una de las tradiciones más arraigadas en Monterrey y su área metropolitana, que también ha sido recibida por agrupaciones profesionales, presentándola en teatros y en festivales nacionales como un elemento de la cultura regional de Nuevo León.
El maestro Francisco Torres Pérez, miembro del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana de la delegación Nuevo León, refiere que esta tradición recibió un impulso para su difusión a través de las escuelas de educación primaria y secundaria.
“Preservar y difundir este tipo de danzas es nuestra misión, para que la gente conozca y agarren gusto por bailarla”, destaca Francisco Torres Pérez.
¿Cómo llega?
Cada periodo decembrino, la Basílica de Guadalupe en la colonia Independencia recibe un aproximado de mil 800 peregrinaciones. A esta cifra, hay que sumar aquellas danzas que se realizan a los santos patronos a lo largo del año.
En el libro Visión histórica de la frontera norte de México, el historiador y cronista Israel Cavazos hace mención sobre la influencia tlaxcalteca, quienes se asentaron en Guadalupe y Bustamante, en el arribo de esta tradición en la ciudad.
Para Francisco Torres, las danzas se introducen en Monterrey a través de los migrantes de San Luis Potosí a finales del siglo XIX, pues tienen una relación con la cultura chichimeca.
“Hay la referencia de los tlaxcaltecas pero este tipo de danza no la tienen ellos allá. Es una danza chichimeca y se introdujo con la llegada de los artesanos de San Luis que trabajaban la cantera”, menciona Torres, fundador del grupo de danza folclórica de la UANL en 1977.
En Monterrey son tradicionales la “Danza de los Indios” y la “Danza de Palma”. Fue José Jacinto de la Rosa, conocido como Pepino, al introducir pasos distintos a los sones que tocaba con su violín.
“Pepino decía que soñaba pisadas de danza, se ponía a tocar el violín y él creaba sus propias pisadas de la danza de matachines”, apunta el maestro.
Su difusión
En las décadas de los 80 del siglo pasado, los programas de educación básica introdujeron estas danzas en las escuelas.
Por su parte, el grupo de danza folclórica de la UANL empezó a incluir en sus programas a los matachines, como una manera de promover los bailes representativos de la entidad.
Hoy en día, las agrupaciones populares o de barrio han añadido aditamentos en los vestuarios de los matachines y retirando otros; lo mismo ha pasado con la música, variando del violín al acordeón.
“Cuando el pueblo la baila y le cambia cosas es aceptado. Pero cuando un maestro de danza empieza a cambiar pasos porque los vio en otros estados y le gustó pues se está desculturalizando, ya no es la danza de Nuevo León”, critica Torres.
La madrugada del martes se conmemorará a la Virgen de Guadalupe, que la tradición mexicana indica la última aparición a Juan Diego en el monte del Tepeyac, un 12 de diciembre de 1531.
Este día la Basílica de Guadalupe vibrará con miles de feligreses, quienes tendrán como fondo la música de los tambores y el sonido de los huaraches de lámina que el baile cadente de los matachines ha generado durante el último siglo en Monterrey.