El mosquito Aedes aegypti es un “bioterrorista con alas” capaz de desatar epidemias en Latinoamérica de dengue, chikunguña, zika y fiebre amarilla, por lo que infectólogos y epidemiólogos anunciaron el desarrollo de nuevas tecnologías para destruir las larvas infectadas y resistentes a cualquier plaguicida actual, así como las terapias innovadoras para tratar los síntomas.
TE RECOMENDAMOS: Florida combate mosquitos transmisores de zika con genética
“En realidad el Aedes aegypti siempre se ha visto como un bioterrorista con alas, porque es capaz de infectar no solo con esos virus, sino muchos más, como la encefalitis japonesa —causada por un flavivirus relacionado con los virus del dengue—, la fiebre del Nilo Occidental, y más de 600 enfermedades que transmite por picadura”, explicó Edimilson Migowski, infectólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Además, es mutante
El mosco ya demostró su capacidad de transportar todos esos virus y adaptarse al frío y el calor, al medio rural y urbano, a diferentes alturas. Gracias a que ha mutado llegó a Tokio, Japón, y a algunos países europeos con una alta capacidad de resistencia a los pesticidas actuales.
Por ello, dijo Migowski en el Instituto Vital de Brasil, donde operan los laboratorios oficiales del gobierno, lanzarán este año un bioherbicida capaz de destruir los criaderos. Se trata, detalló, de un producto totalmente nuevo, jamás usado en Latinoamérica, que en un lapso de entre cuatro y seis horas destruye las larvas de mosquitos con mutaciones que los hacen resistentes.
“La hembra pone los huevos en la pared de recipientes con agua estancada, que suelen despegarse con la lluvia, se abren y en siete días surgen las larvas. El bioherbicida impedirá que, en caso de que los huevos se rompan, estos se desarrollen. Una de sus peculiaridades es que su fórmula perfora el intestino de la larva y, a su vez, destruye su capacidad de volar para seguir infectando”, detalló.
Las primeras líneas de investigación se llevaron a cabo en el sureste de Malasia y lo trajeron a Brasil. Se trata de un avance importante porque se dirige a la raíz del problema, pero siempre habrá el temor de que el mosco siga evolucionando.
“Lo único que puede acabar con el mosquito transmisor de esos virus es que las personas dejen de estancar el agua, sucia o limpia, en sus casas y baldíos, porque esa ha sido la causante principal de que el vector se reproduzca, infecte y sea cada vez más resistente”, subrayó.
Nuevo fármaco
Los especialistas también presentaron un medicamento que es un fitoterápico hecho a base de plantas ancestrales que están siendo tratadas científicamente en laboratorio, las cuales servirán para prevenir y curar los síntomas causados por el mosco, sobre todo, cuestiones de dolor intenso en huesos, malestar general, propiciados por chikunguña y zika.
Es un producto, detalló Migowski, que demorará más en salir, posiblemente en 2020; “recién se hizo la siembra, esperaremos surjan las semillas para de ahí sacar el extracto del producto”. El fármaco es el primero en el mundo que será preventivo y a la vez curativo.
Los resultados preliminares de los estudios científicos reportan que inhibe al ciento por ciento que el mosquito replique la infección por dengue. “Sabemos que el virus seguirá circulando entre los insectos, pero lo importante es proteger al humano”, aseveró.
TE RECOMENDAMOS: Inglés desarrolla solución contra mosquito transmisor de malaria y dengue
Los expertos reunidos en São Paulo, Brasil, en una cumbre efectuada por Sanofi, explicaron que en Latinoamérica el mosco transmite dengue, chikunguña, zika y ahora fiebre amarilla, por lo que se deben tomar acciones inmediatas para impedir que se desaten epidemias que pueden provocar un impacto severo a la economía, pues esas enfermedades propician la discapacidad e, incluso, la muerte.
Joao Bosco Siqueira, epidemiólogo de la Universidad Federal de Golás, recordó que en 1980 el dengue afectaba en América Latina a solo 1.5 millones de personas; en 2015 pasó a 10 millones de personas y se teme que ahora aumente a más de 14 millones.
La vacunación contra el dengue en Brasil pretende que en nueve años se proteja a 9 millones de personas, lo que puede evitar 399 mil casos de hospitalización y 3 mil 24 muertes.