El diagnóstico de los trastornos del sueño es el primer paso en el camino hacia la recuperación de un dormir saludable y reparador. La Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ofrece un panorama sintético con los trastornos del sueño más comunes en la población general.
También ofrece la información y orientación necesarias sobre sus especialistas y los tratamientos que pueden aplicarse para llevar al paciente a la recuperación de un sueño sano como parte importante de una buena salud integral. Aquí enlistamos los trastornos más recurrentes.
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1.- Insomnio
El insomnio es el más frecuente de todos los trastornos del sueño en la población general. Se entiende como la dificultad constante para conciliar o mantener el sueño, la persistencia del despertar precoz o el padecimiento crónico de sueño poco reparador. Todo a pesar de disponer de condiciones adecuadas para dormir.
Para diagnosticar un caso como insomnio, es necesario que tales dificultades para dormir produzcan en el paciente al menos una de las siguientes molestias diurnas: a) fatiga o sensación de malestar general; b) dificultad para la atención, concentración o memoria; c) cambios en el rendimiento socio-laboral o escolar; d) alteraciones del ánimo o del carácter; e) somnolencia; f) disminución de la energía, motivación o iniciativa; g) propensión a cometer errores en el trabajo o en la conducción de vehículos; h) tensión muscular o cefalea; i) preocupaciones, obsesiones o miedos en relación con el sueño.
En los adultos, las quejas más habituales son la dificultad para la consolidación o el mantenimiento del sueño, y la persistencia de largos periodos de vigilia durante la noche. Con menor frecuencia, las quejas de insomnio son referidas como sensación de sueño poco reparador o de baja calidad, a pesar de que el tiempo de sueño es percibido como normal o adecuado.
La clasificación de trastornos del sueño es extensa (uabc.mx)
2.- Trastornos respiratorios durate el sueño
Los síndromes de apnea central del sueño (suspensión transitoria de la respiración), incluyen aquellos trastornos en los que el movimiento respiratorio está disminuido o ausente de una manera intermitente o cíclica, debido a una disfunción cardíaca o del sistema nervioso central. En el síndrome de apneas obstructivas del sueño se produce una obstrucción al flujo del aire en la vía aérea, de manera que en presencia de movimientos respiratorios, a menudo enérgicos para intentar superar la obstrucción, hay una inadecuada ventilación
3.- Apnea central primaria.
Es un trastorno de etiología indeterminada (causa desconocida), caracterizado por episodios recurrentes de cese de la respiración durante el sueño, sin que se asocie a la apnea ningún movimiento ni esfuerzo respiratorio. La repetición de estos episodios de apnea central a lo largo de la noche produce una fragmentación del sueño, despertares frecuentes y rápidos tras las pausas de respiración, y excesiva somnolencia diurna.
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Otra apnea es el síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS). Consiste en la presencia, durante el sueño, de episodios repetidos de obstrucción al flujo aéreo en la vía aérea alta, puede ser de forma total en el caso de las apneas o parcial en el caso de las hipopneas.
[OBJECT]Por definición, las apneas e hipopneas deben durar un mínimo de 10 segundos, y no es infrecuente que se prolonguen incluso durante un minuto o más. Pueden ocurrir en cualquier fase del sueño, aunque lo más frecuente es que lo hagan en las fases 1 y 2, y en la fase REM (Rapid Eyes Movment, en inglés) o MOR (Movimiento Ocular Rápido). Un signo frecuente que suele producirse durante las apneas son los ronquidos muy intensos.
Como consecuencia de las apneas e hipopneas se producen micro despertares que desestructuran el sueño y hacen que los pacientes se levanten por la mañana cansados, sin sensación de sueño reparador, y tiendan a quedarse dormidos con facilidad durante el día. La actividad de los músculos dilatadores de la faringe, encargados de abrir la vía aérea superior, se reduce durante el sueño.
Una disminución sobreañadida del área de la vía aérea superior, debida a un excesivo volumen de tejidos blandos circundantes, a peculiaridades de la anatomía craneofacial, a la postura en decúbito supino, al consumo de alcohol o al empleo de fármacos miorrelajantes, entre otros, facilita la obstrucción al paso del aire y el desarrollo del síndrome de apnea e hipopnea obstructiva del sueño
4.- Somnolencia Excesiva Diurna
Incluye un grupo de enfermedades caracterizadas fundamentalmente por somnolencia diurna, que no es atribuible a ninguna dificultad para el sueño nocturno ni a cambios en el ritmo circadiano. Se entiende por somnolencia diurna la incapacidad para mantenerse despierto y alerta durante la mayoría de las situaciones del día. Muchas veces conllevan un aumento en el tiempo total de sueño diario, sin que ello suponga una sensación de sueño reparador. En otros casos conlleva un comportamiento automático que no impide realizar actividades durante el estado de somnolencia.
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5.- Narcolepsia
Se caracteriza por una excesiva somnolencia diurna y cataplejía. Muchos de sus síntomas se deben a una inusual propensión a pasar, de forma muy rápida, del estado de alerta a la fase de sueño MOR o REM, y para experimentar eventos de sueño disociados en esa fase del sueño.
El primer síntoma en aparecer, y el más incapacitante, es la somnolencia diurna. Se caracteriza por siestas repetidas o entradas repentinas en sueño durante el día. Típicamente, los pacientes duermen durante un periodo corto de tiempo y se despiertan descansados, pero a las 2 o 3 horas vuelven a presentar somnolencia, repitiéndose este patrón numerosas veces a lo largo del día.
[OBJECT]El otro síntoma característico, la cataplejía, se caracteriza por una pérdida brusca del tono muscular provocada por emociones fuertes y habitualmente positivas. Puede ser localizada o bien afectar a todos los grupos musculares del esqueleto, salvo los músculos respiratorios, que no se afectan nunca. Su duración suele ser de segundos o pocos minutos, y la recuperación es inmediata y completa.
Otros síntomas que pueden aparecer son la parálisis del sueño, alucinaciones hipnagógicas, sueño desorganizado o conductas automáticas. La parálisis del sueño se caracteriza por una incapacidad generalizada y transitoria para moverse o hablar; ocurre fundamentalmente durante la transición sueño-vigilia, y el paciente recupera el control de su musculatura en unos pocos minutos. Las alucinaciones hipnagógicas consisten en sueños muy vívidos que ocurren especialmente al inicio del sueño y que se suceden con fenómenos visuales, táctiles y auditivos
6,- Sueño insuficiente inducido por el comportamiento.
Se trata de un trastorno del sueño que se caracteriza por somnolencia excesiva diurna. Los pacientes se quejan de presentar una o varias siestas involuntarias. Esto es consecuencia de que se privan de sueño de manera crónica e intencional con el objetivo de “tratar de ser lo más productivo posible durante las 24 horas”. Este trastorno del sueño es muy frecuente en los adolescentes y adultos jóvenes; quienes han decidido “hacerse cargo de su vida” y ya no siguen las reglas de convivencia familiar en cuanto a horarios.
Además de la somnolencia diurna y la dificultad para llevar a cabo adecuadamente las actividades diurnas, este trastorno se puede complicar con otras alteraciones como la parálisis de sueño y el abuso en el consumo de sustancias estimulantes.
7.- Otros tipos de hipersomnia
—Hipersomnia debida a una condición fisiológica o enfermedad médica (enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson y lesiones del hipotálamo, enfermedades endocrinológicas como el hipotiroidismo, trastornos metabólicos como la encefalopatía hepática o la insuficiencia renal, etcétera).
—Hipersomnia secundaria al consumo de fármacos, drogas o sustancias.
—Hipersomnia debida a trastorno mental
8.- Alteraciones del ritmo circadiano
Todos los animales, las plantas y los organismos muestran algún tipo de variación rítmica fisiológica (tasa metabólica, producción de calor, floración, etcétera) que suele estar asociada con un cambio ambiental rítmico. Estos ritmos biológicos se han clasificado de acuerdo con su frecuencia y su periodo.
Los ciclos circadianos han sido los más estudiados y su valor de periodo les permite sincronizar a los ritmos ambientales que posean un valor de periodo entre 20 y 28 horas, como son los ciclos de luz y de temperatura. Además, el ciclo circadiano cambia según estaciones (ritmos circanuales) y las concentraciones de hormonas en sangre varían, según otros factores, como la edad o el estado de salud.
Los ritmos circadianos son importantes no sólo para determinar los patrones de sueño y alimentación, sino también para la actividad de todos los ejes hormonales, la regeneración celular y la actividad cerebral, entre otras funciones.
Para obtener un sueño óptimo, reparador o de buena calidad, el tiempo dedicado al mismo debería coincidir con el ritmo circadiano biológico del sueño de cada individuo. Por todo ello, el ritmo circadiano y sus alteraciones resultan determinantes también para el sueño.
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Si quieres conocer una clasificación más extensa y especializada de trastornos del sueño puedes visitar la página Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño.
*Con información de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM
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