La Cueva es una vivienda con una personalidad contenida y misteriosa, que invita a descubrir sus espacios que fomentan la contemplación de manera armónica y honesta. Parte de la forma del cubo, de ocultarse y apartarse del mundo, pero a su vez mantiene aperturas que permiten ver lo que hay en su interior.
Este proyecto fue diseñado por la firma Cotaparedes Arquitectos, dirigida por el arquitecto jalisciense Abraham Cota Paredes. Terminado recientemente en 2017, se ubica en Zapopan, Jalisco, en una extensión de 390 m2.
La casa se ubica dentro de un fraccionamiento privado donde se busca la mayor sensación de seguridad, por lo que el aislamiento surge como una solución lógica ante esta situación.
Naturalmente, el concepto principal de diseño se basa en la arquitectura introspectiva, una experiencia o forma de habitar donde el espacio se envuelve en sí mismo y la intimidad se vuelve esencial.
La arquitectura se define como un cubo cerrado sobre un basamento de piedra que promueve la vida hacia el interior, pero con la contradicción de tener grietas y aberturas que permiten tener contacto hacia el exterior y enfatizan la necesidad del ser humano de tener una relación directa con el mundo externo y los seres queridos.
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[OBJECT]La arquitectura para esta vivienda tiene la intención de brindarle a la intimidad y privacidad de los habitantes la mayor importancia, definiendo un concepto de habitar que combina el uso de la luz natural y la continuidad espacial.
El programa de necesidades se define con el modo de vida de los clientes, quienes solicitaron un salón de usos múltiples, un ámbito especial que tiene la función de ser un área familiar en el sótano, por lo que se solucionó el tema de la ventilación y la iluminación por medio de una doble altura que logra una atmósfera agradable e ideal para la convivencia. También se plantó un árbol que imprime la esencia de ser un patio interior en esta sala familiar.
Dentro de la distribución en la planta baja, la copa del árbol se alza llenando el lugar con ramas hacia el área social. Vale la pena mencionar, que este hueco funciona como elemento organizador, un espacio central que comunica visualmente el área social con el área privada de una forma sutil. Adicionalmente, cuando se accede a la casa, ya sea a través del sótano o en la planta baja, el árbol se convierte en el remate visual, un elemento que da la bienvenida a la residencia.
El área social se ubica en la parte posterior del terreno, donde los habitantes pueden disfrutar de la sala comedor, un espacio con doble altura y relación directa con el sótano, lo que genera una triple altura que se percibe desde la sala familiar y se enfatiza gracias a un gran ventanal orientado hacia el sur que inunda con luz natural.
[OBJECT]En el segundo nivel se ubicaron las habitaciones de los niños, donde una escala con un barandal sólido le da un carácter escultórico al espacio. A su vez, una última doble altura comunica con el tercer nivel, donde se localiza la recámara principal, la cual se ilumina y ventila a través de un patio central que capta la luz del este, y que sigue la idea de vida hacia el interior y limitando las aberturas en los muros exteriores.
En cuanto a la selección de materiales, de manera coherente con la simplicidad que se buscaba, se utilizaron únicamente tres: madera en piso y puertas; aplanados blancos en muros y mármol blanco en formato rectangular para pisos.
La Cueva es un ejemplo de cómo la arquitectura puede conectarse con la naturaleza, sin recurrir a sistemas tecnológicos ni a estrategias de bioclimatismo, sino que mediante la propia sencillez y pureza se crean experiencias únicas.