No importaron los casi 28 grados de temperatura que amenazaban hacer correr las gotas de sudor por la frente de varias personas, ni el cierre de varios puntos de acceso al Paseo de la Reforma, este sábado una de las avenidas más importantes de la ciudad se pintó con los colores de la bandera de la comunidad LGBTTTI gracias a la Marcha del Orgullo Gay 2017.
Aunque el inicio de la marcha estaba marcado al medio día, a las 11:00 ya era casi imposible caminar por los alrededores del Ángel de la Independencia sin tener que esquivar a los grupos de amigos que acostumbran ir cada año, a las familias que, aunque no son parte de la comunidad LGBTTTI, está ahí con sus hijos para disfrutar del ambiente o a los que vinieron desde otros de los estados de la república para celebrar su “orgullo gay”.
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“Lleve su bandera, a diez pesos”, “playeras a 150” o “coronas de flores a diez” eran los gritos que alcanzaban a sobresalir entre la música electrónica que salía de los primeros carros alegóricos que participarían en la marcha. También estaban aquellos que, aprovechándose de nuestra necesidad de calmar el calor y saciar nuestra sed, vendían congeladas, refrescos o hasta cervezas frías.
De la Marcha del Orgullo Gay había escuchado diferentes cosas, pero nunca había vivido una en persona. Sí, ésta fue mi primera marcha gay y aunque es notable el ambiente festivo, principalmente a cargo de los diferentes carros alegóricos repletos de hombres y mujeres semidesnudos que alientan a la gente a gritar y agitar sus banderas multicolores, también hay un sentido de protesta. De exigencia a ser respetados y reconocidos como iguales.
A lo largo de los cuatro kilómetros que recorre la marcha, es posible encontrar aquellos a los que no le temen disfrazarse de unicornio, a los que les basta una diminuta prenda o quienes desfilan por una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México con zapatos de tacón mayor a 10 centímetros. Mis respetos a ellos.
Tampoco faltan las familias que llevaron a sus hijos “para que aprendan que ser diferente está bien” o simplemente porque la marcha se les cruzó en su mañana de sábado y aprovecharon para portar las coronitas de colores que una reconocida marca de hamburguesas regalaba.
La marcha del orgullo gay no es exclusiva de la comunidad LGBTTTI, es una marcha que celebra la diversidad sexual y eso es lo más sobresaliente de ésta: a diferencia de que la mayoría de sus participantes han sufrido sistemáticamente discriminación por parte de la sociedad, ellos no hacen distinción entre homosexuales y heterosexuales. Todos son bienvenidos.
mrf