#MeToo va contra acoso, no contra coqueteo: especialistas

Marta Lamas y Catalina Ruiz-Navarro debatieron sobre la carta de 100 mujeres francesas que criticó el "puritanismo" del movimiento #MeToo contra el acoso sexual. 

Ciudad de México /

La investigadora de la UNAM Marta Lamas y Catalina Ruiz-Navarro, periodista y fundadora del colectivo feminista Estereotipas, coincidieron en que la postura del centenar de personalidades francesas que criticó al movimiento #MeToo es desafortunada en el contexto actual de denuncias de acoso sexual; sin embargo, rescataron la crítica que hicieron al puritanismo del movimiento surgido en Estados Unidos.

En una mesa de debate en Despierta con Loret, Marta Lamas consideró que "hacer estas declaraciones justo después de la entrega de los Globos de Oro, con el discurso de Oprah, con toda la revoltura en el avispero de todas las mujeres que han denunciado el acoso y sobre todo han denunciado que para conseguir trabajo muchas veces tiene que haber intercambio sexual, fueron desafortunadas".

El manifiesto de las francesas, firmado por figuras como la actriz Catherine Deneuve, señala que el movimiento #MeToo se ha convertido en una cacería de brujas que reduce el papel de las mujeres a víctimas y que expresa un puritanismo tal que va contra la libertad sexual, lo que sirve a extremistas religiosos.

"La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o torpe no es un delito, ni la caballerosidad una agresión machista", señalaron en el texto publicado en Le Monde.

Al respecto, Ruiz-Navarro opinó que "el movimiento #MeToo en ningún momento ha ido contra el coqueteo. Creo que a todas las personas nos gusta sentirnos deseadas por las personas que nos gustan, todas tenemos una dimensión sexual, pero hay formas en las que eso se usa para hacerte sentir dominada y para que invadan tu cuerpo".

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Lamas consideró que las francesas reaccionaron contra la idea de que las mujeres siempre son víctimas y que los hombres siempre son victimarios. "También las mujeres han tenido ventajas, también las mujeres han usado su capital erótico para conseguir cosas, y a lo mejor los hombres pueden malentender esos mensajes", dijo.

Catalina estuvo en desacuerdo, al sostener que "si las mujeres tuviéramos otras formas de poder, acceso a la educación justa, reconocimiento, pago justo, independencia, autonomía, no tendríamos que estar usando nuestro potencial erótico para conseguir cosas; eso sólo quiere decir que el poder está concentrado en los hombres".

Lamas tomó por ejemplo el caso de Kevin Spacey, a quien el actor Anthony Rapp acusó de acoso sexual cuando él era un menor de edad.

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"Hubo un intento grosero de seducción, quién sabe si grosero. A mí me pareció que también hubo falta de crítica con respecto a la situación, al decir que eso fue acoso sexual; eso fue una insinuación, improcedente a lo mejor, porque el chico era menor de edad, y de repente el precio que pagó Spacey por ese tipo de cosas me pareció absolutamente desproporcionado", opinó la investigadora.

Ruiz-Navarro no estuvo de acuerdo. "Creo que es sin lugar a dudas acoso. Uno no se le insinúa a personas que son menores de edad porque uno está desde una situación de poder y esa situación se exacerba cuando eres uno de los actores más famosos y reconocidos en el mundo".



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