¿Existen bases científicas para afirmar que la música con tintes agresivos o las canciones con letras que hacen referencia a la violencia pueden conducir a agresiones? Tras las recientes declaraciones al periódico argentino La Nación de Rubén Albarrán, cantante de Café Tacvba en torno a que consideran no volver a tocar su canción 'La ingrata', o de cambiar su letra por la alusión que hace a un feminicidio, resulta interesante saber qué dice la ciencia médica y la psicología especializada sobre la influencia que pueden tener letras y música agresivas en el comportamiento violento.
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El 8 de agosto de 1969, miembros del clan Manson irrumpieron en la casa del cineasta Roman Polanski en Los Angeles, California, y asesinaron a la esposa de éste, Sharon Tate —quien tenia ocho meses de embarazo— y a cuatro personas más. En la escena del horrendo crimen, los asesinos escribieron con sangre palabras como "Death to pigs", "Rise" y "Helter Skelter", las cuales hacen referencia a canciones de The Beatles.
Durante el juicio, Manson aseguró haber escuchado "mensajes secretos" en el White Album de The Beatles, cuya interpretación lo llevó a planear los asesinatos en la casa de la familia Manson-Tate. Esa es, quizás, el caso más popular de un acto violento alegadamente inducido por una canción o por la letra de ésta. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre la posibilidad de que la música agresiva o las letras violentas puedan inducir a un comportamiento violento?
Un estudio realizado en 2003 por Craig A. Anderson y Nicholas L. Carnagey, de la Universidad de Iowa State, y por Janie Eubanks, del Departamento de Servicios Humanos del estado de Texas, investigó los efectos de las canciones con letras violentas en los pensamientos y sentimientos agresivos.
Dicho estudio, publicado por la American Psychological Association y llevado a cabo entre más de 500 estudiantes universitarios, concluyó que, en efecto, la exposición a canciones con letras agresivas inducían a asociaciones mentales más violentas y sentimientos de hostilidad. Según Anderson, el incremento en las ideas agresivas podrían tener implicaciones en la violencia en la vida real.
No obstante, el investigador reconoció que el estudio se limitaba a los pensamientos previos a la agresión, y no al comportamiento agresivo en sí. Y si bien la exposición continua a este tipo de canciones podría contribuir al desarrollo de una personalidad hostil, admitió también que dichos efectos se disipaban poco tiempo después de terminada la escucha de la canción.
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En un sentido totalmente opuesto, la Universidad de Queensland, en Australia, realizó otro estudio científico que contradice lo dicho por Anderson, Carnagey y Eubanks. En éste —que fue publicado en 2015 en Frontiers in Human Neuroscience—, Leah Sharman y Genevieve Dingle encontraron que, lejos de lo que podría suponerse, la música agresiva, violenta o depresiva ayuda a los escuchas "a procesar la ira".
Durante el estudio, Sherman y Dingle encontraron que géneros musicales como el heavy metal, emo, harcore y punk regulaban la tristeza y enfatizaban las emociones positivas.
Según Sherman, los resultados mostraban que, entre los fans de estos géneros, los niveles de hostilidad, irritabilidad y estrés disminuían ante la exposición de la música, y la inspiración aumentaba significativamente.
En ambos estudios, los científicos admitieron que hace falta una investigación más profunda acerca de la vinculación de la música agresiva o violenta con las conductas agresivas. De modo que, por el momento, es difícil determinar si la letra de una canción como 'La ingrata' podría, como acotó Rubén Albarrán, "…hacer que ciertas personas se sientan con el poder de agredir, de hacer daño, de lo que sea".
FM