Razones para que te guste la cerveza belga

A partir de hoy, la cerveza belga es Patrimonio de la Humanidad, ¿qué tiene de especial esta bebida y cómo puedes acercarte a ella?

La cerveza belga, patrimonio de la humanidad.
Francisco Masse
Ciudad de México /

El día de hoy los cerveceros y entusiastas de la cerveza estamos de plácemes, pues la Unesco acaba de declarar Patrimonio de la Humanidad a la cerveza belga. Quienes la conocemos y disfrutamos —e, incluso, la juzgamos como la mejor del mundo— seguramente no tendremos dudas sobre lo oportuno y merecido de este nombramiento; pero si no has explorado este amplio y delicioso universo cervecero, ésta es la oportunidad para conocer una de las bebidas más exquisitas que se han producido en la historia de la humanidad.

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  • Primero, ubiquémonos en la geografía. El mundo cervecero se divide en tres —o cuatro, dependiendo a quién le preguntes— grandes tradiciones: las cervezas alemanas o de origen germánico —por ejemplo las Lagers de cervecerías como Paulaner o Erdinger—, las cervezas británicas —quizá la más famosa es la irlandesa Guinness— y las cervezas belgas o de la región franco-belga, que son las que nos ocupan en esta ocasión. La cuarta clasificación comprendería las versiones modernas de estas tres tradiciones, muchas de las cuales se producen en el continente americano, principalmente en los Estados Unidos.
  • Otra gran división de las cervezas tiene que ver con el método en que son fermentadas, que puede ser en frío, lo que resulta en las Lagers —que son las cervezas que puedes comprar en cualquier tienda de conveniencia o en un súper, y son ligeras y refrescantes—, o bien a temperatura ambiente, que se llaman Ales, que son más densas y complejas. Las cervezas belgas, en general, son Ales.
  • Las cervezas de la región franco-belga tienen una añeja tradición que se origina en los monasterios trapenses —que es el nombre común con que se conoce a los monasterios de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, también conocida como Orden de la Trapa— y en abadías, que son monasterios o conventos católicos bajo las órdenes de un abad o una abadesa. Esto podrás leerlo en algunas etiquetas de cerveza escrito en francés como trappiste o bière trappiste, o bien como bière d’abbaye. Algunos de los estilos de Abadía más conocidos en el mundo son Dubbel —oscura y cremosa— y Tripel —rubia, afrutada y ligeramente ácida.
  • Algunas de las cervecerías belgas con mayor antigüedad son Affligem, que responde al nombre de una abadía de la región de Flandes establecida en el año 1074, y Stella Artois, que es quizá la más famosa de las cervezas belgas y que data del año 1336.

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  • Sin embargo, no todas las cervezas belgas se producen en estos ámbitos. Otros estilos muy reconocidos en el mundo son la Witbier o cerveza blanca, y las Belgian Ales, ya sean oscuras o claras, y sus variantes “fuertes”.
  • A diferencia de las cervezas alemanas que, debido a la Reinheitsgebot o Ley de Pureza establecida en 1516, sólo pueden elaborarse con tres ingredientes —agua, cebada y lúpulo, que es una hierba usada para detener la fermentación, conservar el producto y otorgarle su distintivo dejo amargo—, y de las británicas, que tienen un carácter mucho más fuerte y directo, en la preparación de las cervezas belgas intervienen una multitud de ingredientes, especias y recetas que han sido perfeccionadas a lo largo de los siglos. Por esa razón, se trata de bebidas muy complejas y sabrosas —en el sentido literal de la palabra; esto es, con mucho sabor.
  • Otro rasgo distintivo de las cervezas belgas es su alto contenido alcohólico. Para que te des una idea, una cerveza industrial común y corriente contienen entre 3 y 4% de contenido alcohólico, mientras que una cerveza belga puede tener entre 9 y 12% de alcohol. Así que hay que beberlas con moderación y lentamente, pues “son muy traicioneras”.
  • Mención aparte merecen las cervezas belgas de fermentación espontánea, que son únicas en el mundo pues se fermentan debido a la acción de las bacterias que viven en el medio ambiente de las regiones cerveceras francesas y belgas. Algunos de los estilos más conocidos con la Gueuze, la Faro y las lámbicas en general. Por su intensa acidez y gusto peculiar —que muchos paladares poco experimentados podrán identificar con el sabor a podrido—, no resultan una muy buena opción para iniciarse en las lides cerveceras.
  • Una cerveza que hay que destacar es la Trappist Westvleteren XII, una cerveza de clase mundial que año tras año obtiene la calificación perfecta de 100 en websites especializados, y que en repetidas ocasiones ha sido nombrada como “la mejor cerveza del mundo”. Si quieres darte un lujo caro, ésta es una excelente elección: un six para llevar de estas delicias cuesta 100 euros, algo así como $ 2,200 pesos; en un bar de Bélgica, su precio debe de oscilar entre los 25 y 40 euros cada una.
  • Algo que distingue a la tradición cervecera franco-belga, además de la gran complejidad de sabores, es el esmero que fabricantes y expendedores imprimen en el servicio y la presentación de sus productos: con mucha frecuencia cada cervecería fabrica su propia cristalería, la cual está diseñada específicamente para realzar los sabores y olores de la cerveza. Y en este renglón hay verdaderas obras de arte.

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Finalmente, aquí una lista de recomendaciones más o menos fáciles de conseguir en México en supermercados, boutiques cerveceras, tiendas departamentales o en websites de venta de cerveza en línea, y que podrás disfrutar aunque no tengas mucha experiencia en cervezas con sabores complejos:

  • Stella Artois. La cerveza belga más famosa del mundo; aunque se fabrica de modo industrial y dista mucho de ser lo mejor que puedes conseguir, es una elección obligada y muy sencilla de conseguir.
  • Affligem Dubbel o Tripel. Fabricadas por una de las cervecerías con mayor tradición, estas piezas son relativamente fáciles de conseguir y degustar, y tienen un precio muy accesible, de modo que son una excelente opción para iniciarse en el mundo de la cerveza belga.
  • Leffe Brune. Que su apariencia oscura y chocolatosa no te engañe: es una cerveza amable, maltosa y con una sabor ligeramente tostado, y su 6.5% de contenido alcohólico será más que suficiente para aligerar cualquier estrés.
  • Floreffe Melior. Es un estilo Dubbel con un buen cuerpo, espuma compacta y un delicioso dejo a anís; puedes combinarla con un buen corte de carne o maridarla con un chocolate muy amargo —si es belga, mucho mejor.
  • Lindeman’s Framboise. Se trata de una cerveza lámbica cuya acidez ha sido atemperada por el sabor afrutado de la frambuesa. Si toda tu vida has creído que no te gusta la cerveza por su dejo amargo, ésta es la mejor opción para que “rompas el paradigma”.

FM

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