A veces tenemos ganas de decirle algo a alguien, pero no nos atrevemos por distintas circunstancias. En ello radica el éxito de Sarahah, la app de moda, que en julio logró 3.88 millones de descargas en Estados Unidos, con lo que superó a Messenger, de Facebook, Netflix y WhatsApp.
Desarrollada en Arabia Saudí por el programador Zain Alabdin Tawfiq, Sarahah es una nueva aplicación de mensajería anónima que fue concebida el año pasado como una página web para que trabajadores pudieran hacer comentarios anónimos a sus jefes.
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Ante el éxito, el creador decidió ponerla a disposición de todo el público en febrero de este año. Sin embargo, Sarahah, que en árabe significa honestidad y franqueza, ya comienza a ser criticada por ser usada para el acoso entre adolescentes.
¿CÓMO SE USA?
La app está disponible para Android y iOS. Una vez que la bajas y te registras, generas un perfil personal que puedes compartir con quien tú quieras a través de un link.
Quien tenga el enlace puede dejarte un mensaje de manera anónima, sin importar si está o no registrado en la aplicación: cualquier persona puede opinar, pero para recibir comentarios sí es necesario contar con un perfil.
La aplicación estaba ideada para una premisa práctica y útil: "ayudarte a descubrir tus fortalezas en áreas de mejora mediante la recepción de impresiones de empleados y amigos de una manera privada".
Sin embargo, Sarahah no contaba con el impulso de Snapchat. La red social, popular entre adolescentes, permitió a sus usuarios compartir enlaces y muy pronto los vínculos a Sarahah comenzaron a proliferar, también en Twitter y Facebook, donde también hay burlas para quienes usan la app.
En un comienzo, Sarahah fue empleada para airear mensajes de amor anónimos, pero el uso ha derivado rápidamente a mensajes de acoso, insultos y amenazas.
Antes que Sarahah, Yik Yak se popularizó en meses entre universitarios y llegó a recaudar 73 millones de dólares. Sin embargo, fue liquidada este año pues la anonimidad, que en gran parte comenzó siendo utilizada para mensajes constructivos o chistes, derivó en insultos, mal gusto y acoso.
"Mi hijo se hizo una cuenta y en menos de 24 horas alguien le dejó un comentario terriblemente racista, diciendo que debería ser linchado. La web es un caldo de cultivo para el odio", asegura una de las madres que ha dejado comentarios sobre la utilidad de la aplicación.
Hasta la fecha, las aplicaciones de mensajería anónima han tenido un ascenso meteórico y una vida corta en parte por las fuertes polémicas que despiertan al convertirse en vehículo de acoso digital, uno de los grandes problemas de internet.
Del mismo modo, Honesty Box, una extensión de Facebook que permitía enviar mensajes anónimos en la popular red social creada en 2007, fue perdiendo popularidad ante el hecho de que los mensajes ofensivos se habían hecho dueños y señores de la aplicación.
Igualmente, Askfm, un sitio web creado para realizar preguntas y respuestas anónimas, se cree que fue el canal utilizado para empujar a varios adolescentes al suicidio por comentarios ofensivos y hostigamiento, algo que la empresa intenta corregir con directrices de uso.
Tawfiq ha asegurado que intentará buscar modos para que se desincentive el envío de mensajes ofensivos y no "constructivos" y la red de mensajería se convierta en un lugar en el que mensajes positivos y útiles puedan ser transmitidos con franqueza.
Las ganas de los internautas, especialmente los más jóvenes, de conocer qué piensan otros de ellos han llevado a aplicaciones como Sarahah, Yik Yak, Askfm o Secret a proliferar rápidamente sin gran esfuerzo tecnológico, pero se han devenido en las esquinas más desagradables de internet.
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