Si entraste a una clase de yoga y te diste de baja a la semana siguiente porque más que conectarte contigo te dio sueño, no eres la única. Esta práctica milenaria sirve para aumentar tu fuerza y flexibilidad corporal, además reduce tu estrés y para muchos tiene hasta una dimensión espiritual, pero a veces uno tarda en entender eso.
Más allá de sus beneficios, hay que decir la verdad: para muchas personas las clases son aburridas. Por esto, en otras partes del mundo se pusieron creativos para hacer el yoga más divertido y crearon clases temáticas que, si existieran en México, seguramente tendrían muchos clientes.
Yoga wine party, meditar con vino
En Nueva York, dos amigas —llamadas Dina Ivas y Liz Howng— combinaron sus dos grandes pasiones: el yoga y el vino. Dina es instructora de yoga y Liz es sommelier, y en conjunto crearon una clase a domicilio en la que un grupo de amigas tiene una rutina y al terminar degustan seis vinos —incluyen tintos, blancos y espumosos.
Ganja yoga, mariguana para una meditación muy profunda
En San Francisco, la mariguana es legal para uso recreacional. Esto inspiró una clase en la que los asistentes conviven media hora antes de iniciar, en ese tiempo fuman un “churro” y crean un espacio de meditación; después, tienen la clase de yoga. Los testimonios dicen que al final salen más relajados que nunca.
Doga, clase para divertirte con tu mascota
Podrás odiar el yoga, pero es más difícil odiar a un perro. Esta clase existe en varias ciudades de Estados Unidos, pero se originó en Chicago y consiste en incorporar a tu mascota a la práctica para lograr ser más consciente de tu trato hacia los seres vivos a tu alrededor. Además, los instructores en esta clase aseguran que mejora la relación entre el humano y su perro.
Aunque no existe en México, hay un libro que enseña cómo practicar estas rutinas y ese sí lo puedes conseguir en línea aquí.
Yoga mágica para los fans de Harry Potter
Si ninguna de las opciones anteriores te convence porque lo tuyo son los libros, quizá esta última clase te inspira, en especial si eres fan de Harry Potter. Existe en Austin, Texas y para asistir es obligatorio llevar tu varita mágica personal porque la utilizan en las posturas a lo largo de la clase para hacer hechizos como el Patronus. Al final de la sesión el maestro lee un fragmento de los libros, mientras descansan en sus tapetes.
Si estas clases existieran en el país... a lo mejor habría más yogis en México.
FM