En 1912, el alcalde de Tokio regaló 3 mil cerezos a la ciudad de Washington como un acto de amistad. La flor podría sobrevivir debido al clima de EU.
Años después,Plutarco Elías Calles paseaba por EU, enamorándose de los cerezos que ya habían florecido.
Regresando a México, le pidió al presidente Pascual Ortiz Rubio que solicitara a Japón las mismas flores para decorar la ciudad.
Debido al clima de México, Japón explicó que los cerezos no florecerían. A cambio, les darían Jacarandas, las cuales se adaptarían a la región.