En algunos casos, la Historia (con mayúsculas) marca el destino de una familia y su descendencia. Pensemos, por ejemplo, en el Holocausto y su secuela de atrocidades y desarraigo. Este es el motivo de Pronunciaré sus nombres (Alfaguara), la novela con la cual Tamara Trottner recrea las vidas extraordinarias de sus abuelos, judíos que abandonaron Europa huyendo del antisemitismo y la intolerancia religiosa, y hallaron en México un hogar a la medida de sus esperanzas.
Vamos primeramente a Kiev a la entrada del siglo XX, cuando Ucrania volvía a ser botín del imperialismo ruso, y luego a Baranovich —una próspera ciudad polaca—, sobre la cual se cierne la noche del nazismo. Allá está Moishe, el abuelo, y acá Ana, la abuela, llevados de un lado a otro por mero instinto de supervivencia hasta que el azar los junta en el Bosque de Chapultepec. Se trata entonces de la huida, la migración forzada y la memoria.
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Con estos ingredientes —la Historia, la política entrando a la alcoba, el azar—, uno pensaría que Pronunciaré sus nombres augura un relato vibrante marchando al compás de los golpes de fortuna, pero no tardamos en ser llevados por la desilusión. Tamara Trottner no tiene sentido de la peripecia, no tiene los dones para identificar —porque hablo de narrar, y solo de eso— lo mucho que las vidas de sus abuelos le deben al arrojo y el espíritu de aventura. Pasa con tanta prisa por los hechos que sus protagonistas terminan siendo vagas generalizaciones: el exiliado, la perseguida, el benefactor, la sobreviviente. A cambio, prefiere compartir una serie inacabable de mensajes —“pensamientos”— edificantes (junto al enredo que hace con los tiempos verbales y los muchos descuidos documentales: como que en 1931 ya existían cámaras de gas en campos alemanes).
Así es. Cada momento recreado —la lucha partisana, una malograda travesía a Nueva York, una jornada de accidentes en un tren hacia París— trae inevitablemente un discurso que solo esperaríamos en un libro de superación personal: “A partir de ese momento supo que Moishe estaba ahí para ella, para cumplir sus sueños, para hacer juntos un frente invencible”; “Tanto odio no debería caber en una sola persona, pero cabe”. Ah, tanto por contar que se fue en preparar pastelillos de merengue.
'Pronunciaré sus nombres'
Tamara Trottner | Alfaguara | México | 2024
ÁSS