Lo que el espectador observará en la exposición Piezas para un museo, del artista José Antonio Farrera, es una serie de retratos y de desnudos, donde lo importante es el análisis de los procesos técnicos del artista.
Se trata de una reflexión alrededor de los materiales, los soportes, las herramientas y la estructura conceptual, tanto del retrato como del desnudo, los géneros más importantes de la historia de la pintura.
El creador nacido en la capital de la República en 1964, dice a MILENIO que la exposición que estaba planeando se transformó en su presentación en Ciudad de México.
“En esta curaduría, la gente del Museo de la Ciudad de México decidió que se presentarían solo retratos y desnudos, a pesar de que también contempla obras de naturaleza muerta y bodegones”.
Explica que la exposición se originó como una revisión y no como una muestra retrospectiva "sino más bien evolutiva de mi proceso de trabajo. El curador José Ignacio Aldama planteó la museografía como una revisión de mis procesos técnico formales, partiendo de 2009 a 2019, con la cuestión de la pandemia en esta sede final, se incluyen piezas de 2020 y de 2021".
“Neochingonismo mexicano”
La mayoría de las 45 piezas de esta exposición, detalla, está trabajada con “mucho material, mucha carga” todos son óleos.
"Es como he logrado mi sello característico, que hace que mis creaciones sean obras de autor, ya que finalmente son muy fáciles de identificar como piezas de mi autoría", precisa el artista, que formó parte de la Colección MILENIO Arte.
Cuenta que ha logrado una paleta personal y, sobre todo, el uso de las herramientas diseñadas y modificadas por él para conseguir los efectos que desea en su proceso conceptual a fin de consolidar un lenguaje propio.
Su obra, reconoce, sí tiene que ver con las formas de expresar la gestualidad, como en el expresionismo.
"El expresionismo en Alemania, a principios del siglo XX, basa su lenguaje en toda esta gestualidad con pinceladas muy nerviosas, con colores exacerbados y con gestos muy exaltados. Y sí, yo trabajo en ese sentido aunque específicamente no es la finalidad de mi trabajo, con mucho respeto yo digo que me identifico con el ‘neochingonismo mexicano’, que es este juego donde hay una gran tradición de la pintura mexicana de artistas muy chingones y ahora estamos tratando de trabajar en ese sentido. Es un chiste con travesura para los críticos", expresa a carcajadas.
Durante la pandemia experimentó nuevas formas en la pintura. "Lo que sucedió es que mi paleta se exacerbó en cuanto a color, se volvió una paleta de contrastes, más luminosa, se volvió con una variedad de tonos y colores que, aunque ya había utilizado en otros momentos, no se notaba tanto en las obras. Las piezas recientes me permitieron experimentar mucho más con materiales y con pinceladas mucho más largas. Hay un cambio en mis obras, ya que denotan una ansiedad y una preocupación por el entorno social".
“La pintura figurativa y el retrato son una piedra de toque de las intenciones del artista José Antonio Farrera, pues al igual que el desnudo, son una aproximación al ser de la persona”. Con esta descripción, José María Espinasa, director del Museo de la Ciudad de México, se refiere a la obra del creador.
jk