Candelilla, sustento de familias en el Valle de Acatita

Se trata de una planta donde se desprende el 'cerote', cera virgen utilizada en la elaboración de cosméticos y en la industria, principalmente.

Se puede encontrar en la sierra de Tlahualilo y la Sierra de los Remedios en Coahuila. (Rolando Riestra)
Actualmente el kilo se vende alrededor de 50 pesos. (Rolando Riestra)
Jorge Maldonado Varela
Francisco I. Madero, Coahuila /

En el Valle de Acatita al norte del municipio de Francisco I. Madero, Coahuila, habitantes de las comunidades viven y cuidan un ecosistema que refleja lo que hace más de 70 millones de años fuera parte del océano, se dedican a la producción de cera de la planta candelilla, su principal fuente de ingresos.

Se trata de una planta con tallos rectos de un verde opaco con una capa cerosa, que crece de manera silvestre cerca de los cerros que rodean el Valle de Acatita, como lo es la sierra de Tlahualilo y la Sierra de los Remedios, sitio donde también existen los 15 kilómetros de extensión de las Dunas de Acatita.


La comunidad Tres Manantiales, que se ubica pasando el poblado Charcos de Risa rumbo a Laguna del Rey, cuenta con alrededor de 20 familias de este pequeño poblado se dedican al procesamiento de esta especie.

Se trata de candelilleros que siguen el legado de sus padres y abuelos quienes enseñaron a las nuevas generaciones el arte de la extracción del ‘cerote’, cera virgen utilizada en la elaboración de cosméticos y en la industria, principalmente.

PROCESO ARTESANAL

Para el proceso de extracción se requiere que la planta sea hervida en agua, en un cocedor de 100 litros aproximadamente, que por lo regular está sobre el suelo con un pozo en su parte inferior donde se le atiza al fuego con restos de la misma candelilla.

Sin embargo, para completar el proceso de producción, se añade el toque perfecto de ácido sulfúrico, porque la combinación del H2O del agua y el H₂SO₄ de este ácido, resulta la mancuerna perfecta para sacar la cera de las entrañas de las varitas.

De ahí, la mezcla empieza a soltar una espuma chocolatosa que es retirada con una herramienta tipo cuchara y colocada en recipientes de 40 litros donde se deja enfriar, para al final, verter la cera ya semi espesa a un pozo de medio metro de diámetro y dejar endurecer, dando como resultado el cerote.

VIVEN AL DÍA

A temprana hora de la mañana Nicolás Ortega acude a recolectar la candelilla, materia prima que actualmente les deja para vivir con la producción diaria.

En tanto, cada vez tiene menos valor comercial, actualmente familias enteras dedicadas a este proceso artesanal, les pagan a 50 pesos por kilogramo, cuando antes lo llegaron a colocar hasta en 80 pesos, además, carecen de apoyos gubernamentales.

“Nos compran la cera a 50 pesos por kilo, ya bajó mucho ya que antes nos daban hasta 80 pesos. Con lo que sacamos apenas sacamos para comer pero a esto nos dedicamos”, menciona el candelillero con más de 25 años de experiencia.

Aunado a eso, la mayoría de los trabajadores no cuentan con seguridad social a menos de que logren entregar 60 kilogramos a la semana, servicio que requieren por el riesgo que enfrentan por el manejo de ácido sulfúrico en el proceso de quema.

Noé Ortega, de 63 años de edad, desde su adolescencia se ha dedicado a la candelilla, acepta que es un trabajo duro que empieza desde las 6 de la mañana y se trabaja todos los días del año.

“Se necesita juntar ocho tercios para una pailada de donde salen 4 o 5 kilos de cera. Todo se corta a mano, pero lo más complicado es la quema, pues sale poco y es mucha friega, todo por 50 pesos por kilo”, comparte don Noé, quien en su piel se reflejan los achaques de largas jornadas en contacto con el ácido sulfúrico.

Su producto es comprado por una empresa de Cuatro Ciénegas así como algunos pequeños compradores quienes salen a ofertar la cera.

A pesar de que Coahuila es de los principales productores de candelilla en México, la zona del Valle de Acatita no ha podido conformar una sociedad cooperativa que les permita estabilizar un precio de comercialización.

Incluso no han logrado acceder a beneficios de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (ConazA), ni han recibido actualmente algún apoyo por parte del gobierno federal.

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