Para la colonia Tinaco de Ciudad Madero, la víspera de Noche Buena es el momento de vivir una tradición que ha unido a familias y vecinos por más de 60 años.
En entrevista para MILENIO Tamaulipas Ramón Eduardo Ontiveros Villegas y Víctor Hugo Zarate Turrubiates que conforman el comité organizador de este evento narran la historia del palo encebado.
Ferrocarrileros impulsan tradicional palo encebado
La llegada del ferrocarril a la ciudad petrolera trajo consigo importantes acontecimientos a su historia. Puesto que los trabajadores pertenecientes a este gremio impulsaron esta tradición que sobrevive hasta nuestros días.
“Los mismos trabajadores de ferrocarrileros que se asentaron en esta zona, en su inicio fueron impulsores del palo encebado, pero eso fue entre 1890 y 1895 de que se fundó el ferrocarril aquí”.
Una iniciativa que fue diseñada por familias fundadoras de esta zona que buscaban la sana convivencia de chicos y grandes con motivo de las fiestas decembrinas.
¿Por qué la colonia se llama “Tinaco”?
Esta zona le debe su nombre a la llegada del ferrocarril a Ciudad Madero, en la intersección de las calles Callejón Tinaco y Acámbaro se instaló un tinaco que surtía de agua a las máquinas de vapor, a razón de ello fue nombrada así.
Vecinos regresan a su tierra para ser parte de la tradición
Entre las calles Callejón Tinaco y Acambaro desde hace más de seis décadas se han dado cita miles de familias, lo que lo vuelve más especial es que aquellos niños que vivieron en la colonia retornan a su ciudad de origen.
Tal es el caso de familias que actualmente radican en Virginia, Dallas, Houston, Fort Worth, San Antonio y hasta de los Ángeles que vuelven a su tierra para revivir aquellos años de infancia.
“Actualmente hay muchas familias que se encuentran radicando fuera, en otros estados y en estas fechas se reúnen para recordar y saludarse entre vecinos”, mencionó Ontiveros Villegas.
Festividad arranca honrando a la Virgen de Guadalupe
Estas festividades dan inicio con la celebración de la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre, los vecinos honran a la “Morenita” con un mural que se encuentra en las calles de esta zona.
La celebración continua el 16 de diciembre para dar paso a las posadas, donde destaca la participación de las familias de la colonia Tincaco, que a través de los años esos niños que corrían y jugaban en las calles ahora son los adultos que reciben a las nuevas generaciones para partir la piñata y compartir los dulces.
Una prueba de resistencia física
La fiesta culmina con la tan esperada tradición del palo encebado, el 24 de diciembre, donde se integran equipos de al menos 4 integrantes.
Al pie de las vías del ferrocarril se encuentra el palo de aproximadamente 7 metros que año con año es testigo del máximo desafío.
Los participantes pondrán a prueba su capacidad física en la dinámica que consta de trepar hasta llegar a la punta donde se encuentra la bandera del premio en efectivo.
Entre resbalones hasta lograr el reto
El desafío será no resbalarse puesto que el mástil es engrasado considerablemente y en cada subida los participantes deberán usar “uñas y dientes” para conquistar el reto, luego de varios intentos resultará un equipo ganador.
“Se integran equipos con 3 participantes, con un tiempo referido de un minuto para intentar subir y conforme pasa el tiempo si no llegan, se les va agregando más tiempo para que intenten llegar”, compartió.
Desde canastas navideñas hasta premio en efectivo
En los inicios, originalmente las familias que conformaban el comité organizador otorgaban premios en especie a los ganadores como canastas navideñas y de artículos básicos, hasta artículos deportivos, y a partir de los últimos 6 años se otorga un premio en efectivo.
“Las familias daban cerveza, vino, tequila, esos eran los premios y actualmente debido a que hay mucha crisis logramos juntar una feriecita con apoyo del restaurant el Perro Negro y la ayuda de todos los vecinos”, destacó.
Participantes de todas las nacionalidades
A lo largo de esta historia se ha contado con la participación de diferentes contrincantes, no solo maderenses si no de otras nacionalidades, que asombrados aceptan el desafío.
“El año pasado vinieron gente de Veracruz y Mazatlán, unos embarcados que estaban aquí al frente de los muelles y participaron por igual”, compartió.
Entre las anécdotas los organizadores comparten que un estudiante de intercambio también fue parte de esta milenaria tradición.
“Vino un muchacho de Argentina, que estaba de vacaciones aquí con una familia, se encontraba de intercambio de estudios y se interesó por participar”.
El baile que celebra la llegada de la Navidad
Como lo marca la tradición los organizadores al concluir las festividades del palo encebado ofrecen a los niños una posada que ha tenido grandes momentos, entre risas y dulces.
Tanto Ramón como Víctor mencionan que en su niñez vivieron también de este lado la tradición en el festival de los niños, de convivir con sus vecinos y ser esos pequeños que rompían piñata y recibían dulces.
El baile retro da inicio a las 12:00 horas, después de la cena navideña que va de la mano con esta tradición, donde los vecinos conviven en una velada de fraternidad y unión.
El legado continua de generación en generación
Actualmente participan nuevas generaciones, y los fundadores tienen el objetivo de legar a sus hijos, nietos y demás familiares el mantener viva la tradición puesto que desde los años cincuenta se mantiene arraigada en el corazón de la gente.
“Exhortamos a todos los jóvenes a que no termine esta tradición, a que siga año con año, que se acerquen, que apoyen porque sería muy triste que se perdiera”, mencionó Víctor Hugo Zarate Turrubiates.
El palo encebado es más que un juego, es una tradición que simboliza la unión, alegría y el legado cultural donde generaciones se han reunido para compartir momentos inolvidables.