El mundo está de luto por la noticia del papa Francisco, quien falleció el 21 de abril a los 88 años. Esta mañana, alrededor de las 10:00 de la mañana, se realizó su funeral en la Plaza de San Pedro, en Roma, donde fue expuesto públicamente dentro de un ataúd sencillo de madera.
Después de una ceremonia especial para darle el último adiós al pontífice, que fue dirigida por el cardenal Giovanni Battista Re ante más de 100 mil personas, quienes se dieron cita para despedirse del Papa, entre ellos Donald Trump, los reyes de España y otras personalidades internacionales, se realizó el cortejo fúnebre con un papamóvil abierto.
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Este será un evento que quedará en la memoria de aquellos fieles que tenían cariño por el Papa, pero cómo se desarrollaron los funerales de sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI.
A continuación te daremos más detalle de cómo se realizaron los funerales de estos Papas.
¿Cómo fue el funeral de Juan Pablo II?
Su nombre real fue Karol Józef Wojtyla, quien fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978, nació en Wadowice, ciudad de Polonia el 18 de mayo de 1920, y sin duda fue uno de los más alabados en México, pues realizó hasta 5 visitas al país.
También fue canonizado como santo el 27 de abril de 2014, durante el pontificado del Papa Francisco, debido a una serie de milagros como regresar la salud a algunos enfermos.
Fue el 2 de abril de 2005, cuando el Vaticano anunció oficialmente la muerte de Juan Pablo II. La triste noticia se dio alrededor de las 21:37 horas.
Conocido como “el Papa bueno”, dejó un legado espiritual y político que trascendió las fronteras del catolicismo.
Su funeral fue el primero de un Papa en el siglo XXI y se convirtió en un acontecimiento de alcance mundial. Tras su muerte, se activó un riguroso protocolo fúnebre que no se ponía en marcha desde hacía casi tres décadas.
Más de 1 millón de peregrinos se dieron cita en Roma, donde se realizó el funeral el 8 de abril en la Plaza de San Pedro.
La ceremonia fue oficiada por el cardenal Joseph Ratzinger —quien poco después sería elegido Papa Benedicto XVI—, el funeral fue un homenaje global. En su homilía, Ratzinger destacó el liderazgo espiritual de Juan Pablo II.
El evento reunió a líderes políticos y religiosos de todo el mundo, incluidas figuras como los Reyes de España y la Reina de Dinamarca.
El funeral de Juan Pablo II estableció un precedente para los funerales papales del siglo XXI, tanto por su magnitud como por su simbolismo. Veinte años después, sigue siendo recordado como una despedida histórica y un testimonio del poder de la fe, la unidad y el liderazgo espiritual que supo encarnar.
¿Cómo fue el funeral de Benedicto XVI?
Su nombre era Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI, quien nació en Marktl am Inn, diócesis de Passau (Alemania), el 16 de abril de 1927 (Sábado santo), y fue bautizado ese mismo día.
La noticia de su fallecimiento se dio el 31 de diciembre de 2022, a las 9:34 de la mañana. El pontífice falleció en su residencia del monasterio Mater Ecclesiae, dentro del Vaticano.
Su muerte no fue anunciada desde la Plaza de San Pedro, como se hizo con otros Papas, sino mediante un comunicado del portavoz vaticano, Matteo Bruni, reflejando el perfil reservado que marcó su vida y su pontificado.
Su cuerpo fue velado en la capilla privada del monasterio donde vivió retirado desde su histórica renuncia al papado en 2013, una decisión que rompió con siglos de tradición en la Iglesia.
El funeral tuvo lugar el 5 de enero de 2023 en la Plaza de San Pedro y fue presidido por el papa Francisco. Se trató de un gesto inédito, ya que por primera vez un pontífice en funciones ofició el funeral de su predecesor.
La ceremonia, sobria y solemne, también resaltó frente a la multitudinaria despedida de Juan Pablo II en 2005.
Tampoco hubo cónclave a la vista ni la expectativa de una sucesión, sólo un homenaje silencioso a un teólogo que marcó profundamente el pensamiento de la Iglesia contemporánea.
Solo participaron oficialmente las delegaciones de Italia y Alemania, su país natal, subrayando el perfil modesto de un hombre cuya influencia fue más intelectual que mediática.
El funeral de Benedicto XVI cerró así una etapa singular en la historia del papado: la de un pontífice que eligió hacerse a un lado y vivir sus últimos años en oración y retiro.