Después de la avalancha morenista que arrasó con todos los puestos de elección en la Cámara de Diputados, el Senado de la República y el Congreso del estado; además de barrer con la mayoría de presidencias municipales, viene pensar cómo se va a reagrupar la debilitada oposición que tiene Puebla.
El PAN es un partido que está muy acostumbrado a ser oposición de hecho, hasta parece que en ese lugar está más cómodo.
Si bien se mantiene como el segundo partido político más importante del estado, lo cierto es que lo hace con menos militantes, con un reducido margen de maniobra por tener pocas posiciones de poder gubernamental y de representación, además que sus liderazgos quedaron muy reducidos y enanos.
Lo que toca es saber quién dirigirá al alicaído panismo. Si el Yunque se empeña en no cederlo a otros perfiles menos ortodoxos, el destino del blanquiazul será el mismo que el del tricolor.
Es ahí donde se cuestiona si Eduardo Rivera sería una buena alternativa para sustituir a Augusta Díaz de Rivera, ambos pertenecientes al mismo grupo.
Lo ideal es que se abra un proceso democrático donde sean las bases las que definan qué perfil conviene y este sea una voz que se atreva a ser oposición.
En este supuesto está Mario Riestra, ex candidato a la alcaldía de Puebla a quien por un lado le ven el talante para ser líder de la oposición como lo hizo desde San Lázaro, pero por el otro, haber perdido en la contienda del 2 de junio le resta puntos.
Otro que podría intentarlo es Rafael Micalco quien se mantiene como diputado local plurinominal, aunque de ser mujer, se habla de dos perfiles quienes actualmente son legisladoras. Por un lado, Lupita Leal que ha sido dura crítica de la actual dirigencia, representa el lado fresco del panismo y tiene la idea de acercar a cuadros jóvenes que robustezcan la militancia; así como Mónica Rodríguez Della Vecchia, quien provocó un serio caos en el distrito 9 federal cuando se bajó de la contienda a días de comenzar. A esta última se le vincula con los resquicios del morenovallismo y al mismo tiempo con el panismo tradicional. Lo cierto es que deben actuar con prontitud y no esperar al 2027 para simular que son diferentes a Morena.