La política tiene obsesión con los símbolos, y el de los primeros 100 días se ha convertido en un clásico. Lo impuso el presidente Franklin Roosevelt en 1933 cuando sacudió a Estados Unidos con su New Deal (un paquete de acciones e iniciativas) y desde entonces, mandatarios de todo el mundo lo han adoptado como un requisito obligado para presumir que llegaron al poder con rumbo y velocidad.
En México, ningún gobierno se queda atrás. Los informes por los primeros cien días ya son parte del manual, un ritual donde alcaldes y gobernadores se suben al escenario, desglosan cifras y recuentan logros para convencernos de que están trabajando. La clave está en la narrativa, en fijar la imagen de eficiencia antes que la realidad les cobre factura.
Fue el turno de José Chedraui, el alcalde de Puebla que es nada menos que la cuarta ciudad más importante del país. Su mensaje no pasó desapercibido. Hablo del pasado, pero del presente y remató con el futuro.
En esta columna he sido crítico de los gobiernos, incluido el municipal (de la capital), pero no solo con el actual sino con el anterior y el anterior, porque el periodismo es contar la verdad, aunque incomode; pero mas allá de señalar, se trata de ser puente entre ciudadanos y gobierno.
Escuchando a Chedraui en Palacio Municipal, queda claro que está trazando una línea de trabajo estructurada. No improvisa. En estos 100 días ha implementado, ajustado, corregido y vuelto a intentar. La mayor parte de sus decisiones pueden resultar aceptables, pero hay problemas que por su propia inercia son más complejos de resolver.
Es él, pero también es el equipo que conformó; algunos buenos, otros no tanto.
Aquí viene la verdadera prueba: no caer en la trampa del aplauso fácil. Porque lo complejo no es arrancar, sino sostener el ritmo, evitar la complacencia y demostrar que, más allá del discurso, hay resultados tangibles para la gente. Si Pepe tiene la madurez política para escuchar y corregir cuando sea necesario, puede lograrlo. Y si no, en este espacio lo seguiremos señalando.
Me quedó con los buenos resultados presentados y más aún, con la promesa y el compromiso de una Puebla Imparable.