Hace unas semanas sentí pena ajena al ver el controvertido festejo de Cuauhtémoc Blanco durante la transmisión de la final del futbol mexicano donde su equipo, el América, se hizo tricampeón. Ayer caí en cuenta de que esa vergüenza que muchos sentimos por el periodista David Faitelson y el ex entrenador y analista Ricardo La Volpe, víctimas de la vulgaridad de Blanco, no era ajena al resto de televidentes. Nos aplica a diario la nueva cuauhtemiña.
Es diputado federal, por lo que goza de fuero, y aunque siga acumulando acusaciones, mientras sus correligionarios de Morena no se lo quiten, no hará frente a la justicia. Las fiscalías deberán probarlo, claro, pero ahora y antes él no ha enfrentado las acusaciones. Aplica la nueva cuauhtemiña.
El gobierno de Morelos, también de Morena, ya presentó denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción por irregularidades en diversas dependencias durante su administración. Faltan 40 millones de pesos.
El sábado, la gobernadora Margarita González Saravia dijo que en su gobierno no hay espacio para actos de corrupción y revelarían las irregularidades detectadas durante la entrega-recepción.
De 2019 a 2023, año con año la Auditoría Superior de la Federación también señaló faltantes por casi 4 mil millones de pesos. Ante los señalamientos, Blanco aplicó la nueva cuauhtemiña.
La fiscalía estatal abrió al menos cinco carpetas de investigación en su contra por haber engañado a la autoridad para obtener constancias de residencia, primero para ser alcalde de Cuernavaca y luego gobernador. Cargos para los que fue electo y aplicó la nueva cuauhtemiña.
Durante su gobierno fue evidenciado en fotografías con narcos, fue citado a declarar y hasta lo separaron de las mesas de seguridad. Negó todo y aplicó la nueva cuauhtemiña.
Contrató a parientes como tíos, cuñada, un primo. Regaló una notaría a su medio hermano e incluyó en la nómina estatal a otra media hermana, que recientemente lo acusó de violación. Ante todos los señalamientos, aplicó la nueva cuauhtemiña.
Ante las irregularidades y presuntas complicidades, legisladores de Morelos iniciaron las gestiones para que desde el gobierno federal se motivara su remoción, pero contaba con respaldo del secretario de Gobernación y el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aplicó la nueva cuauhtemiña.
Faitelson y La Volpe dejaron pasar la humillación en el momento, pero después reclamaron. Blanco los dejó en ridículo, como hace desde su curul con su fuero, donde nos aplica la nueva cuauhtemiña a diario.