Siempre me ha gustado el huapango, pero desde que tuve la oportunidad de mudarme a Hidalgo aprendí a disfrutarlo, especialmente cuando hubo oportunidad de asistir por primera vez al Xantolo, en la Huasteca, y también al festival alusivo que se organiza año con año en esta hermosa tierra.
Hay varias situaciones alrededor de este género que particularmente desconocía sobre esta expresión musical rica en historia y tradición que refleja la cultura de Hidalgo y la región huasteca de México. Surgido alrededor de 1940 gracias al impulso de músicos como Nicandro Castillo, este género ha mantenido viva la tradición musical huasteca mientras celebra las raíces agrícolas de la región.
Se dice que tiene sus raíces en el fandango español del siglo XIX y que su nombre proviene del náhuatl “cuauhpanco”, que significa “sobre el tablado”, lo que evidencia la importancia del baile y la música. El trío huasteco, que es el conjunto típico que interpreta este género, está compuesto por tres instrumentos: la quinta huapanguera, la jarana huasteca y el violín.
La primera es una guitarra de cinco u ocho cuerdas con un mayor cajón de resonancia que le otorga un sonido distintivo; la jarana es un cordófono de cinco cuerdas y el violín lleva la melodía principal y se complementa con las armonías de los otros dos instrumentos.
Cada uno de estos instrumentos tiene un significado especial para los habitantes de la región. La jarana es vista como un “muchachito”, el violín como una “niña” y la quinta huapanguera como un “señor”. Esta personificación refleja cómo los músicos y las comunidades ven a sus instrumentos como seres vivos que requieren cuidado y atención.
Incluso es común realizar rituales para honrar a los instrumentos, que incluyen asperjarlos con licor y ofrecerles alimentos, para mantener una relación armoniosa con los músicos, ya que se cree que si no se les atiende adecuadamente, pueden “consumir” a su dueño. Esta práctica resalta el respeto profundo que se tiene hacia los instrumentos musicales y su conexión con el espíritu del maíz; de hecho, alguien me comentó alguna vez que hay comunidades en las que los instrumentos musicales rotos o dañados son depositados en un panteón especial, lo que indica su estatus sagrado.
El maíz es considerado un símbolo dominante en la cultura huasteca.
Su ciclo de cultivo está lleno de rituales que aseguran una buena cosecha y celebran la vida. Durante estos rituales, se ofrecen alimentos como tamales y aguardiente a las divinidades en agradecimiento por las cosechas. Esto demuestra cómo el maíz está entrelazado con las prácticas musicales y rituales de la comunidad.
La música huasteca es un reflejo de las diversas influencias culturales presentes en la región, incluyendo elementos africanos, hispanos e indígenas. Este sincretismo ha dado lugar a una rica variedad de géneros musicales, siendo el son huasteco uno de los más representativos.
En este contexto, el espíritu del maíz actúa como un hilo conductor que une estas tradiciones.
El huapango ha evolucionado a lo largo del tiempo, pero su esencia sigue siendo profundamente respetuosa del legado cultural del maíz. Se caracteriza por su ritmo alegre y sus letras emotivas que suelen hablar sobre la vida cotidiana, el amor y las tradiciones locales. Es un vehículo importante para expresar emociones y celebrar la vida comunitaria.
Entre los huapangos más representativos está “El Querreque”, cuya letra hace referencia al pájaro carpintero; otro es “El Hidalguense”, creado por Nicandro Castillo, que celebra la identidad y las tradiciones del estado; “Que me entierren con huapango” es otro tema popular que se interpreta durante el Xantolo y refleja la conexión entre la vida y la muerte; no puede faltar “Amanecer Huasteco” y “Las Tres Huastecas”, este último alude a las tres regiones huastecas: Tamaulipas, Veracruz e Hidalgo, es un símbolo de unidad cultural entre estas comunidades.
La tradición del huapango ha sido preservada a través de generaciones, con festivales que reúnen a músicos y bailarines para celebrar su herencia cultural.
Como mencioné anteriormente, el papel del huapango en las celebraciones locales es crucial, no solo proporciona entretenimiento sino que también actúa como un medio para transmitir historias y tradiciones culturales; de hecho, sus letras suelen ser improvisadas o adaptadas por los intérpretes, lo que añade un elemento personal a cada actuación.