El lugar es más que un simple destino turístico, es un emblema cultural donde la historia, la naturaleza y lo sobrenatural se unen
En el corazón de Hidalgo, en Tezontepec de Aldama, el cerro de Xicuco se eleva más allá de la visión común en el Valle del Mezquital. Su nombre viene del Náhuatl
Xictli, ombligo o centro,
, lugar o en, significaría entonces “Lugar del ombligo” o “En el ombligo”. La cultura Tolteca le daba mucha importancia pues tenía gran significado y sitio de adoración, debido a su influencia en esta cultura.
Cualquiera que conozca de las historias alrededor de este lugar coincidirá conmigo en que es un verdadero símbolo de la cultura e historia hidalguense en el que las leyendas sobre tesoros ocultos, brujas danzantes y seres sobrenaturales reflejan una rica tradición oral que sigue cautivando a quienes visitan este misterioso lugar.
Sí. Es un sitio en el que si algo pesa son las leyendas surgidas a su alrededor.
La más famosa es la relacionada con la conocida Cueva del Diablo, no son pocas las historias de quienes se atreven a explorar sus profundidades; de hecho, cuentan que quienes entran en busca de tesoros jamás regresan, seducidos por la promesa de riquezas ofrecidas por una entidad oscura que ahí habita.
La Cueva del Diablo en Xicuco está en la parte noroeste del cerro, es visitada por brujos para pedir favores o practicar sus rituales, por ello es fácil encontrarse con velas, veladoras y cosas esotéricas. El lugar es más que un simple destino turístico, es un emblema cultural donde la historia, la naturaleza y lo sobrenatural se unen y entrelazan para sorpresa y fascinación de propios y extraños.
Se dice que los primeros relatos surgieron entre los pobladores en un pasado lejano, allá por el siglo XVI, cuando empezaron a afirmar que el mismísimo señor de las tinieblas se aparecía en esa cueva en las noches de luna llena para ofrecer toda suerte de tesoros a quienes se atreviesen a entrar pero (porque siempre hay un “pero”), se quedarán ahí encantados y desaparecerán para siempre; sin embargo, aquellos que resisten la tentación podrían regresar con esas riquezas.
Los relatos sobre desapariciones en la cueva la ubican como un lugar peligroso, en especial cuando se habla de que algunas personas entraron con ambiciones desmedidas y nunca más fueron vistos, lo cual ha provocado temor a tal grado que hay quienes advierten sobre los peligros que acechan a quienes buscan riquezas sin considerar las advertencias.
Es cierto, algunos se han intimidado ante la idea de adentrarse en las profundidades de esa cueva, pero otros son atraídos por el misterio y la posibilidad encontrarse con lo sobrenatural. No le digo que no lo visite, al contrario, es un lugar perfecto para practicar el senderismo, disfrutar la vegetación y observar a las aves en su hábitat natural.
Además, este cerro es considerado un sitio sagrado. Su forma cónica ha sido venerada e incluso se cree que era un centro cósmico para los toltecas y, por si no fuese suficiente, tiene cierta importancia espiritual por una conexión que tiene con el día de San Juan, el 24 de junio, fecha en la que algunas personas llevan a cabo rituales para honrar a sus ancestros y pedirles protección ante los peligros del mundo natural y sobrenatural.
Por supuesto, en la tradición oral relacionada con ese cerro no podían faltar las brujas, mujeres que danzan y organizan rituales en honor al diablo en ese mismo día (24 de junio), encuentros en los que “se quitan las piernas y las esconden bajo las cenizas de una hoguera”, dicen.
En el vecino municipio de Tecozautla se conoce la leyenda del Tesoro del Torreón y de alguna forma está entrelazada con el cerro de Xicuco por las cuestiones paranormales y la similitud de sus historias. Cerca del balneario en ese municipio, se dice que hay un tesoro escondido ocultado por guerreros o nobles durante tiempos de conflicto y está protegido por seres sobrenaturales que desafían a los buscadores a demostrar su valentía y pureza; quienes intentan encontrarlo deben enfrentarse a pruebas relacionadas con el agua y solo quienes poseen intenciones puras pueden acceder a él sin sufrir consecuencias.
Es fácil deducir la influencia cultural del cerro y su importancia en el ámbito arqueológico e histórico. Por eso se ha explorado su importancia como sitio ceremonial para las antiguas civilizaciones de la región.
Los años pasan, pero las leyendas del cerro siguen contándose: realidad y ficción se mezclan en un ambiente que va más allá de la historia y la imaginación, así que cada persona tiene la posibilidad de interpretarlas de acuerdo con sus propias experiencias, conocimientos e ideas.