Maximato: ¿hasta cuándo?

Ciudad de México /


Se ha recordado antes aquí que después del fin de la Revolución mexicana, en 1934, se puso freno también a los maximatos no a falta de caudillos, sino porque el presidente en turno se encargaba de aislar a su antecesor para echar a andar con libertad su plan de gobierno, sin injerencias ni recomendaciones no pedidas. Así pasó con Cárdenas y Calles, con Echeverría y Díaz Ordaz y con Zedillo y Salinas. Y mire usted los nombres de los marginados.

La situación ahora es inusitada, entre otras razones porque es la primera vez que una mujer llega a Palacio Nacional y es indiscutible que solo pudo ocurrir porque ella fue conducida ahí de la mano por su antecesor, arropada frente a los propios embates internos de una clase política varonil en el poder a la que se le dejó alimentar esperanzas en el no poco retorcido espectáculo de los tapados, convertidos de la nada en corcholatas por el propietario del bastón.

Inusitado es también el poder que representa el apellido del presidente que se fue, al grado de que pesa más que el de otros cuya fama fue enorme, así sea por otras razones, como Calles, Díaz Ordaz y Salinas. Entendiendo esas atenuantes, la mandataria en turno debe saber que solo podrá gobernar con su agenda y su equipo cuando se deshaga de sombras y colaboradores legados, y tenga en toda la primera línea a gente no solo leal, sino capaz. Gente suya.

En los otros poderes, ni hablar. ¿De qué le sirven a ella dos líderes camerales que están prestos a operar toda iniciativa importada del sexenio anterior, en el que se les permitió albergar esperanzas presidenciales vanas, y a regatearle las que ella propone? ¿De qué le sirve una gobernadora de su partido que le ande haciendo cuentas de que con organizar el voto de tres grandes municipios tiene para revocarle el mandato? ¿De qué le sirve otra gobernadora que fue cerebro de un huachicol institucional, al que le debe los recursos para la campaña con la que ganó?

Esta semana, mientras la Presidenta atendía la cumbre del G7, un emisario del sexenio pasado estaba en la mañanera anunciando la convalidación del despojo de viviendas. ¿Cómo podrá gobernar con esa gente? ¿Cómo con una nueva Corte plegada a su antecesor? Ya no es época de maximatos. Ya pasó casi un siglo del último.


  • Alfredo Campos Villeda
  • Director de @Milenio Diario. Autor de #Fusilerías y de los libros #SeptiembreLetal y #VariantesdelCrepúsculo. Lector en cuatro lenguas. / Escribe todos los viernes su columna Fusilerías
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