Michel Houellebecq publicó su novela Soumission (Flammarion) en 2015, mismo año de los atentados terroristas en París que dejaron 130 muertos, por lo que el narrador pasó de ser una celebridad literaria y provocador profesional a un referente del que se busca opinión cuando saltan algunos temas políticos y sociales, porque en aquel libro predecía el auge del islam en Francia.
En la trama, un profesor de la Sorbona, adorador de Huysmans y colaborador de Magazine Littéraire, que se parece mucho a él, decide abandonar la cátedra quince años después para llevar una vida más tranquila escribiendo libros y filosofando sobre sobre Occidente, la decadencia, el machismo y Breton, presentándonos a Myriam, una ex a quien atribuye belleza y virtudes amatorias tales que uno ya quiere que salga la película.
En días pasados el periódico danés Información ha publicado una entrevista con el autor, retomada por Le Figaro, de la que aprovecho fragmentos para compartir con ustedes. Por ejemplo, expone ahora, a una década de su pronóstico sobre el crecimiento del islam, que el cristianismo no tiene futuro en Europa y puntualiza que lo dice “con pesar”, aun si es un ateo confeso.
Ahí se asoma de nuevo al tema de los atentados de 2015, cuando la publicación de unas caricaturas en el semanario Charlie Hebdo, tomadas de una revista danesa, desataron la furia del Estado Islámico: “Hoy en día ningún francés cree que sea buena idea publicar este tipo de caricaturas. Los jóvenes, en particular, son muy críticos; no ven motivo para criticar al islam y les resulta francamente desagradable que alguien lo haga. En cierto modo, los asesinos han ganado”.
No deja pasar la oportunidad para poner un par de banderillas en los lomos del wokismo, cuando declara que sabe que hay gente consciente de injusticias y racismo, es decir, cultivadores del woke, pero que no conoce a ninguna y se pregunta si no será solo una “leyenda urbana”. Michel Houellebecq en estado puro.