Hoy jueves 13 de febrero se juntaron dos grandes acontecimientos. Por favor tome nota.
NETFLIX
Ya grité, ya lloré, ya me emocioné con la tercera y última parte de la sexta temporada de “Cobra Kai” de Netflix. Es el “finale”, el final definitivo, el final de una era.
Yo juraba que esto no me iba a pegar, pero me pegó. Me fascinó. Me enloqueció. Es magnífica desde todas las perspectivas. Si usted no la ve, cometerá un muy grave error.
El desenlace de “Cobra Kai” nos recuerda la grandeza de las cosas simples, la riqueza que hay detrás de los espectáculos más elementales. ¡Es brillante!
Por si esto no fuera suficiente, está llena de valores, de enseñanzas y de los mejores mensajes de equidad, superación y justicia. No hay manera de verla y de no adorarla.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia pero es el más digno final de todos los que se le pudieron haber ocurrido a estos escritores, a estos directores, a estos productores.
Por supuesto, hay sorpresas y los más finos recursos de producción. A mí lo que no me cabe en la cabeza es que sobre situaciones tan vistas, como las coreografías de las peleas, se puedan hacer tantas aportaciones tan novedosas.
¡Y aquí se hacen! Y aquí se unen los jóvenes con los viejos. Y aquí se unen las mujeres con los hombres.
Es un muy importante homenaje a esa televisión familiar que dejamos de hacer para entregarnos a la violencia, al sensacionalismo y a la doble moral.
Se siente raro decirle adiós a “Karate Kid”. Lo bueno es que aquí le decimos adiós en grande, que ésta es una fabulosa despedida.
Luche con todas sus fuerzas por ver lo último de “Cobra Kai” en Netflix. Le va a gustar. De veras que sí.
MUSICAL
Amo los musicales y la comida. ¿Sabe usted el profundo placer que sentí al ver “Waitress” en el Teatro San Rafael?
Es una de las experiencias teatrales más bonitas que he tenido en años.
¿Qué es esto? Sí, es un musical de Broadway. Sí, es una película.
A mí no me interesa eso. Me interesa lo humano, lo que puede conectar con el pueblo, con las multitudes que sí le piensan para comprar un boleto para ir al teatro.
“Waitress” (“Mesera”) es la historia de una chava, tal vez como usted, que tuvo que renunciar a sus sueños para sobrevivir en lo económico, en lo sentimental. Su único refugio es cocinar pays.
No se confunda. No es un cuento de hadas. Es mejor que eso. Es una historia de hoy para las mujeres (y los hombres) de hoy.
Vi gente reír. Vi gente llorar. Vi gente que no podía parar de ovacionar a los actores, pero no al final del espectáculo, ¡a la mitad de las escenas!
“Waitress” conecta sin importar que usted sea pobre, rica, culta o ignorante. Es un acto de magia gastonómica-musical.
Al final uno se queda con una sensación muy bonita en el alma y con la certeza de haber visto un derroche de talento y de producción.
Yo necesitaría un programa especial completo para profundizar en esto, en cada una de las actrices y en cada uno de los actores.
Todas y todos son grandiosos: Aitza Terán, Denisha, Mónica Campos, Vince Miranda, Mariano Palacios, Jonathan Portillo, Agustín Ocegueda, Gerardo González, Mauricio Salas...
Se quedaron en mi corazón, como ese aroma de pay recién horneado que lo recibe a uno cuando llega al teatro.
Ni lo piense: mate por ir a ver esto ya. Yo sé lo que le digo.