Estoy furioso con “Furiosa”, pero furioso de amor, de éxtasis. ¡Qué “maldita” película tan buena!
Buena desde la perspectiva del entretenimiento. Buena desde la perspectiva de género. Buena desde la perspectiva ideológica. ¡Buena desde la perspectiva del universo “Mad Max”!
No doy crédito de cómo, a partir de un personaje que sólo apareció en una de las continuaciones de esta saga, se pudo haber creado algo tan redondo y tan profundo.
Yo sé que muchas personas van a elogiar esto desde muchas perspectivas. Le suplico que me permita hacerlo desde la mía.
Yo soy generación “Mad Max”. A mí me tocó ver nacer esto, a principios de los años 80, como una película de cine club, en Monterrey.
En aquel entonces el cine australiano no existía de este lado del mundo. No sabíamos nada. Y Mel Gibson era nadie.
Quiero que se imagine las caras de los adolescentes de aquel entonces al conectar con ese filme de “punks” y policías que tuvo tanto éxito que al poco tiempo generó una continuación.
Pero no cualquier continuación. ¡No! Como estábamos en lo peor de la Guerra Fría, “Mad Max 2” le daba continuidad a aquellas aventuras pero en un mundo posterior a la bomba atómica.
Ya ni le cuento de lo que vino después en “Mad Max 3” con Tina Turner.
¿Sabe usted el placer que puede experimentar un hombre como yo al presenciar la evolución de esto hasta verlo convertido en “Furiosa”?
¿Entiende la satisfacción infinita que puedo sentir al ver que esto sigue vivo, que sigue creciendo y que me permite conectar con las nuevas generaciones?
“Mad Max” es el retrato de muchas cosas muy fuertes a nivel psicológico y a nivel social que no paran de mandar mensajes.
En esta ocasión, el de una mujer con discapacidad que fue víctima de violencia de género y que así, triunfó.
Triunfó en lo más íntimo, como niña, como hija, pero también en lo social, sacando adelante a otras mujeres, luchando contra un montón de injusticias de su comunidad. “Furiosa” es la sororidad encarnada.
¿Qué pasa con esta película? Primero, que no le pide nada a ningún filme de fantasía, ciencia ficción o superhéroes. Al contrario, las supera.
“Furiosa” es un derroche de adrenalina, el mejor espectáculo audiovisual de la temporada.
Ahora vámonos con el contenido. ¿Me creería si le dijera que esta cinta está tan bien escrita por George Miller y Nick Lathouris (autores del “Mad Max” original) que hasta se da el lujo de plantearse en capítulos como si fuera una novela (o una serie)?
Cada capítulo tiene su estructura, en cada uno los personajes se desarrollan de una manera y lo que más me emociona es el poder simbólico de todo lo que pasa ahí.
“Furiosa” es como una chiqui-Biblia que vuela del Génesis al Apocalipsis y embona con perfección magistral con “Mad Max: furia en el camino” a casi diez años de distancia.
Todo lo que se muestra y se dice de las mujeres es perfecto, pero yo lo quiero invitar a fijarse en lo demás. En todo lo que tiene que ver con el amor, con la familia, la sociedad y los recursos naturales.
Esto es un prodigio y más porque el director, ganador del Oscar, George Miller (el de todos los “Mad Max”) volvió a reinventar toda la parte de valores de producción para conectar, una vez más, con las audiencias del momento.
Para Miller hubiera sido muy fácil repetir la fórmula que utilizó en 2015, pero no, la perfeccionó y yo diría que la fusionó con lo que hizo Mel Gibson hace más de 40 años regalándonos el nacimiento de una nueva heroína que a diferencia de lo que estábamos acostumbrados a ver, es mujer y la pueden interpretar diferentes actrices.
¿A usted no se le hace mágico? Yo creo que esto es una revolución que le permite a figuras como Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth brillar como difícilmente brillarían en otros contenidos.
Vamos a decirnos la verdad: el mercado está saturado y vivimos tiempos particularmente álgidos pero, por lo mismo, hay que alimentar nuestro sistema nervioso con otra clase de estímulos.
Luche con todas sus fuerzas por ver “Furiosa” ya, pero ya, en su sala cinematográfica más cercana. Le va a gustar. De veras que sí.