Ayer domingo 21 de junio se estrenó en HBO y la plataforma MAX la tercera temporada de la serie estadounidense “The Gilded Age” (“La edad dorada”).
Vamos a dividir esto en dos vertientes. Una: para los que jamás han visto la serie. Y dos: para los fanáticos.
¿Por qué? Porque este asunto de los nichos no deja de ser extraño. Nos separa, pero nos une. Y uno, periodísticamente, tiene la obligación de estar donde está la nota y aquí hay nota. Se lo voy a demostrar.
Mensaje para los que jamás han visto “La edad dorada”: si ustedes son adoradores de las telenovelas de antes, de títulos legendarios como “Los de arriba y los de abajo” o de jóvenes clásicos como “Downton Abbey”, esta superproducción de época de HBO les va a encantar.
Es un melodrama muy compatible con las audiencias mexicanas y latinoamericanas porque sus puntos de partida están en las diferencias sociales.
Usted sabe: pobres y ricos, mujeres y hombres, afrodescendientes y blancos, homosexuales y heterosexuales. Hay muchos personajes. De todo para todos. Hay buen chisme.
Es perfecta tanto desde la perspectiva del entretenimiento como desde la perspectiva de la producción.
¿De qué trata? De la vida en ese momento mágico en la historia de Estados Unidos, a finales del siglo XIX, principios del XX, donde, después de la Guerra Civil, ese país tomó forma.
Si usted la quiere tomar como una serie tipo Miguel Sabido, divertida pero lo suficientemente inteligente como para enseñarnos algo bueno, aprenderá de historia. Funciona.
Está de más que le diga que está llena de romance e intrigas, que tiene un reparto increíble y que sus valores de producción son exquisitos.
Mensaje para los fanáticos de este material: prohibido perderse lo nuevo de “The Gilded Age”.
Es admirable cómo, los responsables de esta joya, desde el numeroso equipo de escritores hasta el más humilde de los colaboradores, le están dando continuidad a todo lo que se construyó en las temporadas uno y dos.
Ahora los personajes han crecido. Por tanto, ofrecen nuevos tonos, nuevos matices. Y el resultado es una bomba política y social.
Por favor ponga mucha atención en los cambios de locaciones, de escenarios y de economías.
Ahora tenemos un poco o un mucho del Oeste de los Estados Unidos, del desierto, de los vaqueros y no deja de ser sintomático que en una escena fundamental que observamos anoche, en la ópera, jamás vimos la ópera. Sólo a los personajes reaccionando desde las butacas. ¿Habrá sido por un tema de presupuestos?
Y es que la gran gracia de “La edad dorada” está en el derroche. Este título, si no se regodea en los detalles, no existe. Me encanta pero me preocupa que en esta tercera temporada no vayamos a gozar de todo el despilfarro que disfrutamos desde que comenzó.
A pesar de eso, lo que vimos anoche estuvo muy bien. ¿O usted qué opina?
¿Cuál es la nota? Que en medio de todos los cambios corporativos, ajustes de marca y asuntos que hemos visto alrededor de Warner Bros. Discovery en los últimos meses, esta serie tan diferente, tan querida y tan peculiar haya sido respetada.
Aquí hay un mensaje de reconocimiento hacia las audiencias. Aquí hay algo de lo que vale la pena aprender en estos tiempos de tantísimos recortes tanto a nivel nacional e internacional. No se la pierda.