"Papás por conveniencia" y "A mar"

Ciudad de México /

Me molesta hablar del final de “Papás por conveniencia” porque creo que ahí hubo mano negra.

Rosy Ocampo, la responsable de esta emisión, es la última gran maestra del arte de producir telenovelas que nos queda en México, tiene una manera de trabajar increíblemente profesional y es mujer.

En cualquier otro lugar, la hubieran apoyado a lo bestia. ¿Qué hizo Televisa? Le movió la fecha de estreno, negándole cualquier posibilidad de hacer promoción.

Ella, a pesar de esto, creó un concepto tan exitoso que va a tener continuación.

¿Por dónde quiere que comience los elogios? ¿Por los temas sociales que abordó, por su manera de redefinir a la gran familia mexicana, por su combinación de nostalgia y novedad o por sus impecables valores de producción?

Para no hacerle el cuento largo, ¿cuál fue el premio que le dio Televisa? Programarle el gran final de esta historia en noche de Super Bowl.

Sí, yo sé que son audiencias diferentes. ¿Pero qué cree? La prensa, aunque hubiera querido, no iba a hablar de ella, iba a hablar del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl.

O sea, todo mal. El final fue hermoso, estuvo muy bien escrito, tuvo grandes actuaciones y a pesar de que sí se notaron las carencias presupuestales (no es lo mismo decirle a Daniela Luján “¿quieres ser mi novia?” en el patio pelón de una casa, con lo más esencial del reparto, a hacerlo en un Estadio Azteca retacado de público en vivo), se vio mil veces mejor que muchos finales que hemos visto últimamente.

Sin apoyo corporativo, no se puede. Ojalá que cuando se estrene la segunda parte de esta joya las cosas sean diferentes. ¿O usted qué opina?

PATRIARCADO

¡Ya empezamos mal! ¿Vio el estreno de “A mar, donde el amor teje sus redes”, la telenovela que entró en lugar de “Papás por conveniencia” a las 20:30 en Las Estrellas?

¿No notó algo extraño? Es una cátedra de misoginia, de odio a las mujeres. Observe con detenimiento: ¿Quiénes son las víctimas? Los hombres.

¡Pobrecito el personaje de Juan Carlos Barreto! Una maldita mujer, por “caliente”, le quitó todo, lo mató y manchó su memoria.

¡Pobrecito el personaje de David Zepeda! Su suegra le quitó a su hija. ¿Por qué? Porque las suegras no entienden, no piensan. No quieren a sus yernos. ¡Son mujeres!

Al rato lo van a corregir, espero, como corrigieron todo el planteamiento ideológico de “Las hijas de la señora García”, ¿pero qué necesidad tiene el pueblo de México de recibir esta educación sentimental ahora?

¿Alguien ha oído hablar de la violencia de género, de los feminicidios y de todas las cosas espantosas que ocurren en este país? ¿A nadie se la ha ocurrido pensar que el origen de muchos de nuestros horrores cotidianos están en estas manifestaciones de poder suave?

Qué pena por tantas actrices y por tantos actores tan buenos, tan queridos.

Y no, esto no tiene que ver con “ratings”. No se confunda. Festejar una obra nociva, por sus números, sería como hacerle fiesta al crimen organizado por sus ganancias millonarias.

Tiene que haber algo parecido a la responsabilidad en la industria del entretenimiento. Los resultados de las telenovelas tienen que ser altos, sí, pero ante todo tienen que ser limpios.

“A mar, donde el amor teje sus redes” empezó feo. Ojalá que veamos algo diferente en los próximos días. Ojalá.


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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