Dígame, por favor, que usted también está viendo la cuarta temporada de “The Boys” en Prime Video. ¿No le parece maravillosa?
“The Boys” es uno de los fenómenos mundiales más importantes en la historia del “streaming”, un título tan fundamental que ya no sólo estamos hablando de una serie.
¡Es un universo capaz de generar cualquier cantidad de contenidos paralelos!
¿Cuál es la nota de este nuevo paquete de capítulos! La asombrosa creatividad de Eric Kripke (“Supernatural”), el autor de esta obra maestra.
Y es que no cualquiera puede prolongar algo tan aparentemente básico y él, como un auténtico genio, lo vincula con temas cada vez más escabrosos, cada vez más necesarios.
Déjeme le explico un poco para que aprecie lo que está pasando aquí.
“The Boys” es una serie de superhéroes como “Smallville”, “Loki” y “The Umbrella Academy” pero con un importante diferenciador: todo es sexo, violencia, vulgaridad y cosas peores.
¿Por qué? Porque si algo he perdido la humanidad en los últimos años, entre guerras, pandemias, videojuegos y redes sociales, es su capacidad de asombro.
¡Y qué cree! Parte del encanto de esta industria está en sorprender a las multitudes, en escandalizarlas, en llevarlas más allá de lo común para que se diviertan, sí, pero también para que reflexionen, para abrir el debate, para hacerlas crecer.
Paralelamente a esto, tenemos el tema de los superhéroes. Se ha abusado tanto de este recurso en los últimos 20 años que las audiencias están saturadas, son personajes que difícilmente alcanzan a decir algo nuevo.
“The Boys” reta nuestra capacidad de asombro, toma a los superhéroes y los obliga a que nos confronten, a que nos sacudan, a que nos saquen de nuestra zona de confort.
Por favor no se vaya usted a imaginar una serie densa y solemne, como una que otra que nos han ofrecido por ahí. Esto es chistoso, emocionante y ardiente.
Si usted jamás ha visto “The Boys”, la recomiendo que comience desde el inicio de la primera temporada. Y si no va al día, aplíquese bajo el entendido de que en esta superproducción se esconden las claves de algo que nadie más está diciendo.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia, pero le voy a poner un ejemplo de esta temporada para que entienda el tamaño de propuesta.
¿Se acuerda de “The Marvelous Mrs. Maisel”? Es una de las mejores series cómicas del siglo XXI, una propuesta exquisita que narra las aventuras de una comediante judía que inicia su carrera a finales de los años 50.
Imagínese que los personajes de “The Boys” aparecen por accidente en una fiesta juvenil temática de “Mrs. Maisel”, lo más “fresa” del mundo, para agarrarse a golpes entre desnudos frontales masculinos, muertos y tripas.
Aquello acaba siendo una masacre pavorosa. ¿Y qué es lo que estos personajes suben a las redes sociales para “arreglar” las cosas? Que se trataba de una secta de sionistas que ponía en riesgo la seguridad universal.
Obviamente esto que le acabo de decir es políticamente incorrecto, enfermo, de lo peor. ¡Y de eso se trata! ¡Para provocar cosas!
Admiro lo que se dice en esta temporada de la manipulación mediática, de los menores de edad, del envejecimiento y de lo que hay detrás de muchas supuestas causas sociales.
Pero admiro más que se diga entre imágenes asquerosas, palabras que me daría pena repetir y unos personajes tan redondos, tan profundo, tan “superhéroes” dentro del contexto de los superhéroes.
¿Y qué me dice de la parte cinematográfica? La pura inversión en efectos especiales de esta serie amerita un premio internacional.
Luche con todas sus fuerzas por ver la cuarta temporada de “The Boys” en Prime Video. Le va a gustar. De veras que sí.