"El derechairo que vendió su ferrari"

Ciudad de México /

Amo ver triunfar a mis amigos y el jueves 18 de julio fui testigo de algo que me llenó de emoción: el éxito de Jairo Calixto Albarrán en la presentación de su nuevo libro “El derechairo que vendió su Ferrari”.

Jairo es un hombre que pertenece a una generación bastante castigada en términos editoriales y como jamás se vendió, sí le batalló.

Por si esto no fuera suficiente, como este gran editorialista apuesta por el humor, peor tantito.

Quiero que se imagine la cara de la refinadísima élite periodística mexicana leyendo las columnas de Jairo, escuchándolo en la radio, viéndolo en la televisión o mirándolo ahora, vestido de mujer, en cabaret.

¡Cómo le explico la discriminación, los castigos y los despidos! Usted no tiene ni la más mínima idea de lo que un periodista como él ha tenido que aguantar para sobrevivir en este negocio.

Imagínese mi felicidad cuando llegué al foro de la Librería El Sótano de Miguel Ángel de Quevedo y vi a cientos de personas luchando por estar en esa presentación tan especial.

Estaba lloviendo horrible. Las calles estaban inundadas. No había manera de llegar. Bueno, quién sabe cómo pero las multitudes llegaron desde muchas horas antes.

El foro es pequeño. Yo diría que está diseñado como para 60 personas cómodamente sentadas.

Había más de 500 entre las que entraron, las que estaban afuera (pegadas a las ventanas abiertas) y las que atiborraban el estacionamiento al aire libre.

Mucha gente, de plano, ni siquiera se pudo acercar. Mis respetos para el personal de El Sótano que supo garantizar las condiciones de seguridad para todos sin dejar de tratarnos con respeto y amabilidad.

No me sorprendió que se agotaran los libros. Me impresionó el profundo amor de las familias que estaban ahí. Sí. Leyó usted bien. Familias. Había niñas. Había niños.

Desde personas que viajaron de otros estados hasta fanáticos de hueso colorado que compraron de a cinco o más ejemplares.

Cuando pueda, busque el video en YouTube. He estado en toda clase de presentaciones, pero jamás en una donde las audiencias se desbordaran en cariño, lealtad y admiración hacia un periodista en un país que mata a sus periodistas.

Es aquí donde yo le tengo que decir a mi Jairo: querido amigo, valió la pena. Aquí están los resultados de tantos años de trabajo, de tanto aguante, de tanta congruencia. ¡Felicidades! ¡Eres grande!

La presentación estuvo hermosa. Los presentadores fuimos Nora Huerta y Fernando Rivera Calderón (que además hicieron un sketch de antología), Manuel Pedrero y un servidor.

Y sí, hice mi tradicional travesura de acercarle el micrófono a la gente para que participara, porque finalmente trabajamos para el público, y aquello no se pudo haber puesto más bonito, más entrañable.

¿Por qué le estoy contando esto hoy si las noticias son otras, si se supone que los periodistas nos odiamos y si, para ganar “views”, lo que más me hubiera convenido hubiera sido escribir de “La casa de los famosos México”?

Porque quiero que quede el testimonio de una historia de éxito en el castigadísimo periodismo mexicano y porque quiero cambiar la pavorosa narrativa que existe alrededor de quienes nos dedicamos a esto.

Jairo Calixto Albarrán es la más clara demostración de que en México sí hay periodistas que conectan con el pueblo, de que las audiencias no son estúpidas y de que si las nuevas generaciones aspiran a comunicar de verdad, tienen que aprender de maestros como él.

Luche por leer ya, pero ya, “El derechairo que vendió su Ferrari”. Le va a gustar. De veras que sí.

Y te abrazo fuerte, mi Jairo. ¡Así se hace! ¡Qué orgullo! ¡Qué felicidad!


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.