Queridos amigos de “La casa de los famosos México”:

Ciudad de México /

¡Gracias! Gracias por unir a este país, por democratizarlo, por empoderarlo. Gracias por actualizar las telenovelas, por volver a llenar de orgullo a la industria de la televisión, por enseñarnos el camino. ¡Hasta siempre, Jefa!

Hoy domingo 29 de septiembre será un día histórico para el entretenimiento y la comunicación de este país. Hoy se superarán todos los “ratings” alcanzados.

Hoy veremos el gran final de la segunda temporada de “La casa de los famosos México” y nada volverá a ser lo mismo.

No es casualidad que mientras que de un lado de la realidad tenemos a un México cerrando un ciclo en la política, con una población profundamente agradecida, del otro tengamos otro país cerrando otro ciclo igual de importante, con audiencias diciendo exactamente lo mismo: ¡Gracias!

¿Qué es lo que une a AMLO con La Jefa? El melodrama. México fue, es y será por siempre la capital mundial del melodrama.

Esto no nos hace superiores ni inferiores. Nos hace diferentes. Por eso “La casa de los famosos México” es tan distinta a “La casa de los famosos” de otros países.

Aquí están nuestros valores. Aquí estamos todas, todos y todes.

Me gustaría profundizar en lo que dije en la “Pregala” de VIX del viernes 27 de septiembre.

La segunda temporada de “La casa de los famosos México” es el fenómeno mediático y digital más grande de todos los tiempos, de la misma manera como Andrés Manuel López Obrador ha sido el mejor presidente que ha tenido este país.

Y así como México dijo: “es tiempo de mujeres” y cambió todo el esquema de lo que estaba sucediendo en esta producción de EndemolShine Boomdog y TelevisaUnivision, en las elecciones votamos por una mujer valiente, honesta, digna.

La próxima vez que le digan que la televisión es un espejo de la sociedad, acuérdese que hoy tenemos una televisión mucho más profunda, mucho más penetrante, una televisión que viaja por medios pero también por redes. No sólo es HD, 8K y todas esas cosas. Es digital.

Por tanto, ese espejo ya no es un espejo, es una tomografía, un retrato demasiado milimétrico para lo que algunas personas pueden digerir y ahí comienzan los debates. No a todos les gusta verse en el espejo. No a todos les gustan los resultados de sus análisis clínicos.

Yo amo “La casa de los famosos México” porque encuentro en ella el relato de cómo hemos cambiado en el último año.

En 2023 tuvimos una emisión muy de personajes, muy de un México nuevo con mujeres trans y hombres sensibles.

Ahora, en 2024, tuvimos una “Casa de los famosos”, mucho más social, donde la comunidad se unía para trabajar, para hacer justicia.

Es el humanismo mexicano convertido en televisión. Y ni modo que fuera actuado o planeado. Salió de todas y cada una de esas personas porque así es el México de hoy.

Gane quien gane, representará una historia de éxito, sí, pero una historia de éxito social.

Gala es la nueva mujer superpoderosa. Karime, la mujer que ya no tiene que apelar a su belleza para destacar.

Mario es el Ave Fénix de la generación perdida. Y Arath, la muy necesaria reflexión sobre temas vinculados al respeto y la salud mental.

Gane quien gane todos ganamos porque esos cuatro personajes nos representan y lo mejor de todo es que el final feliz ya no será una boda con una novia vestida de blanco en una iglesia católica sino un premio, un mensaje, una oportunidad.

México, como el mundo entero, estaba dividido. “La casa de los famosos”, como en su momento “Gutierritos”, “Rina”, “Cuna de lobos” o “Corazón salvaje”, nos unió.

Y al igual que “Los ricos también lloran”, “El maleficio”, “Simplemente María” o “Carrusel”, unió a las mujeres con los hombres, a los pobres con los ricos, a los jóvenes con los viejos, al campo con la ciudad. ¡Democracia total!

Decir esto hoy, cuando a las brechas generacionales se le suman las brechas tecnológicas, no es cualquier cosa y lo tenemos que celebrar. “La casa de los famosos México” nos une y nos empodera.

Aquí podemos decir y hacer lo que no podemos decir y hacer con nuestras vidas. Aquí sí se cumple esa regla que dice que el público manda porque aquí, si alguien no nos gusta, lo expulsamos. Porque aquí, si alguien nos gusta, lo salvamos.

Eso también ocurría en las telenovelas de antes, que se grababan casi, casi, al momento, permitiéndole a los productores quitar o poner personajes, o llevar sus historias por caminos insospechados.

¿Ahora entiende cuando le digo que “La casa de los famosos México” actualiza las telenovelas? Esto es un milagro. Esto es vocación.

Hasta nuestra legendaria parte de los valores está ahí, sólo que son los valores de un México nuevo potenciados por la interactividad y algo francamente maravilloso: el 24/7.

Poder ver este contenido a todas horas en tantos dispositivos nos lleva a una experiencia superior. Ya no estamos viendo “la novela”, la estamos viviendo.

Y ya no es Lucía Méndez, es Wendy Guevara. Y ya no es Eduardo Palomo, es Nicola Porcella. Y ya no es Valentín Pimstein, ahora es usted. Ahora soy yo.

Sí, ahora nosotros estamos ahí. Siempre hemos estado, pero ahora estamos más presentes, más activos, más fuertes.

Aquí están las claves del futuro. Aquí y en las producciones de “mantenimiento” como las “pregalas” y “postgalas” magníficamente bien conducidas por Cecilia Galliano y Mauricio Garza. Esto es lo que se tiene que hacer. A esto es a lo que se le tiene que apostar.

¿Cuál sería la gran conclusión de “La casa de los famosos México”? La misma de la administración de Andrés Manuel López Obrador: amor con amor se paga.

E igual que con él, queridos amigos de “La casa de los famosos México”: ¡Gracias! ¡Muchas gracias! De corazón. ¡Hasta siempre, Jefa!


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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