El linchamiento de Emilia

Ciudad de México /

“Ahora cuéntanos Chucho, ¿de dónde sacaste tu jet, tu alberca, tu hotel? Miren al góber, gobernador. ¿Quién votó por él? ¿la gente o el cártel? Ah, ¿qué compró?, ay, sí, uno a uno los votos de los campesinos. Paga, págale al cártel bombón. Ya están sentados en tu pinche trono”. ¿Le suena?, en el fondo se trata de la misma “alianza intolerable” a la que se refirió Trump en su carta donde estableció los aranceles para México. Sin embargo, estas líneas pertenecen a la canción que la semana pasada ganó el premio de la Crítica en Estados Unidos a la Mejor Canción de una película. La escribió un francés y la cantaron una española y una estadounidense de origen dominicano. Con lo cual, lo primero que resulta evidente es que no solo lo sabemos nosotros y los americanos, también los franceses, los españoles, los dominicanos y medio mundo: hay gobiernos en México que mantienen relaciones de complicidad con el narco.

Al anunciar el premio, el público no aplaudió. Por lo insólito, el momento se volvió viral en redes sociales. ¿Por qué no aplaudieron? Por un fenómeno singular que cada día es y será más cotidiano. Por la cantidad de personas que circulan y colisionan en redes sociales no solo con sus opiniones, sino con sus emociones. Más allá del miedo, por odio. Una resaca de odio. El nombre de la triunfadora: El Mal.

La canción El Mal pertenece a la película Emilia Pérez, que ganó el Premio del Jurado y el de Mejor Actriz para su elenco femenino en el Festival de Cannes y que hoy afronta lo que seguramente es el linchamiento más feroz que ha vivido la industria del cine en su historia.

Hace poco más de un mes, Emilia Pérez volvió a ganar en otro de los premios de la temporada: los Golden Globes. A partir de ahí se enfilaba a los Oscar como favorita y obtuvo un récord histórico para una película en lengua no inglesa con 13 nominaciones. Ese fue el inicio de su linchamiento.

Emilia Pérez, definida como un narcomusical trans, es una película extravagante que salió de Cannes con algunas críticas desfavorables y otras injustas, como el hecho de que un francés, Jaques Audiard, el director, no tenía derecho de tratar un tema mexicano tan delicado y, por el lado de la comunidad trans: el que el personaje de Karla Sofía Gascón (en la vida real una actriz trans) debía promover imágenes veraces y objetivas de la comunidad LGBT. Como es lógico, este hate, como le dicen ahora para que suene más amable el odio, fue amplificado por sus competidores de las próximas premiaciones de cine, sin embargo eso no hubiera sido suficiente para lograr el descarrilamiento.

Como las redes sociales son tribunales públicos, se buscaron pruebas para lograr la condena: tuits viejos de Gascón. Y, como siempre, se encontraron. Gascón había tuiteado contra los chinos, el Islam y hasta contra Adele.

De aquí en adelante fue un virus. Una epidemia. Los tuits con el hate de Gascón, fueron compartidos con el odio de todos. Desde los competidores hasta los defensores de nuestro gobierno.

Algunos por miedo a también ser linchados, propagan el odio. Otros, porque creen en ello. El tema es que los oscares son hasta el 2 marzo. Esto no va a parar. Aún después de acabar con ellos, los linchados siempre se quedan colgados de una red. 


  • Ana María Olabuenaga
  • Maestra en Comunicación con Mención Honorífica por la Universidad Iberoamericana y cuenta con estudios en Letras e Historia Política de México por el ITAM. Autora del libro “Linchamientos Digitales”. Actualmente cursa el Doctorado en la Universidad Iberoamericana con un seguimiento a su investigación de Maestría. / Escribe todos los lunes su columna Bala de terciopelo
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