Un vampiro alien llega de la mano de Trump

Ciudad de México /

Para muchos el que Donald Trump asuma por segunda vez la presidencia de los Estados Unidos es considerada una expresión de la más honda psicodelia política gringa, y eso que todavía no saben que lo hace de la mano de un alienígena vampiro intergaláctico con 3,000 años de vida que viaja por el tiempo adquiriendo diversas personalidades. Por lo menos así se definió a sí mismo Elon Musk en su propia red social X. El problema ni siquiera es que se declare listo para chuparle la sangre a los votantes norteamericanos antes del amanecer, el tema es que un buen número de los 210 millones de seguidores en su cuenta personal dentro de la plataforma, está convencido de que en realidad es un extraterrestre.

Así son los gringos, dirán muchos, les gustan las gringadas. Las películas de trama inverosímil y que dan risa cuando deben de causar pena o miedo. Películas de bajo presupuesto que se pasan en función doble para que así, en paquete, sea más fácil darles el golpe. Pero no, va más allá de ello. Esto no es un síntoma sino un fenómeno que estamos viendo alrededor del mundo. Nuevas formas de diversión, simples, absurdas, además de narrativas primarias y cursis, se desbordan del mundo digital para conformar una nueva manera de hacer política. Más entretenida. Más consumible.

Lo de ser un vampiro alienígena —un “vampalien”— es algo que el multimillonario ya había dicho en 2020 y periódicamente regresa a esa “confesión” que atrae cada vez más seguidores. Sin embargo, el apodo que él prefiere es cuando lo llaman “el verdadero Tony Stark” o el “Ciudadano Kane Digital” y aún más cuando su nuevo mejor amigo, Donald Trump, se refiere a él como un “supergenio”.

Quizá sí tenga una inteligencia superlativa, lo cual haría aún más compleja su condición de vampalien. Lo cierto es que empezó a programar computadoras a los nueve años, fue un niño buleado en la escuela, afirma que tiene Asperger y a la fecha ha concebido 12 hijos, uno de ellos llamado X AE A -XII Musk, porque afirma que debemos volver a poblar el planeta.

En muchas de sus recientes apariciones públicas al lado de Donald Trump, se lo ve con su camiseta que estampa la leyenda: “Ocupemos Marte”, fruto de una de sus tres obsesiones: asegurar que la humanidad tenga a donde partir en caso de que la Tierra se vuelva inviable, almacenar energía y asegurar que pueda decir lo que se le antoje en Twitter, por eso la compró.

Hoy, Musk junto con Vivek Ramaswamy, otro multimillonario republicano conforman DOGE, el Departamento de Eficiencia Gubernamental. Algo que el propio Trump considera el “Proyecto Manhattan del Siglo XXI”, en recuerdo del proyecto que llevó al desarrollo de la bomba atómica. Sin embargo, en palabras de Musk sería simplemente: el caos. Recortar la burocracia en dos millones de millones de dólares y administrar ese caos. Lo mismo que hizo en Twitter: despedir al 75% del personal, administrar el caos que él mismo creó y de ahí reconstruir lo necesario.

El nombre DOGE surge de un famoso meme con un perro Shiba, emblema de la criptomoneda favorita de Musk: Dogecoin.

Puede funcionar. Por lo pronto si usted le tenía miedo a Trump, ya no. Ahora tiene un vampiro, alienígena, autista, millonario con el cual tener pesadillas.


  • Ana María Olabuenaga
  • Maestra en Comunicación con Mención Honorífica por la Universidad Iberoamericana y cuenta con estudios en Letras e Historia Política de México por el ITAM. Autora del libro “Linchamientos Digitales”. Actualmente cursa el Doctorado en la Universidad Iberoamericana con un seguimiento a su investigación de Maestría. / Escribe todos los lunes su columna Bala de terciopelo
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