Premio Pritzker 2025

Jalisco /

Arquitectura y política: una fatal combinación. En el Renacimiento, la reunión de poder, idealismo y arte cimentaron el concepto de belleza. Herencia de la portentosa arquitectura del periodo grecolatino en su búsqueda por revivir la presencia de la inteligencia para alcanzar la trascendencia, manifestó a la arquitectura como un arte total. En el auge del utilitarismo arquitectónico políticamente correcto, pseudo ecológico y social, padecemos la presencia de adefesios gigantescos y el encumbramiento de arquitectos.

El último premio Pritzker es el arquitecto chino Liu Jiakun, una de sus obras más emblemáticas es West Village en Chengdu en el centro de China, es un complejo enorme que incluye zonas verdes, viviendas y áreas deportivas. La combinación podría ser una respuesta a los edificios con cientos de departamentos de cartón y vidrio que carecen de una estética que permita la sensación de humanismo.

Esta mega construcción a pesar de sus buenas intenciones es apodada por la población como el “edificio inacabado”, está realizada con cemento y es gris, tiene áreas verdes pero la presencia del material es tan dominante que se traga a la naturaleza. Espacios grandes y oscuros, el edificio parece a punto de ser abandonado. La gente asiste a hacer ejercicio y a las clases de Tai Chi, pero algo falta: belleza.

El problema es que el espacio está diseñado para ser útil, lo cual ya debería ser una virtud, es de “uso rudo” para un intenso tráfico de gente, pero no para que permanezcan ahí mucho tiempo, no invita a la paz. La utilidad en la arquitectura es una virtud hasta que llega al extremo de extirpar a la belleza, hay edificios que además de horrendos son inútiles, testimonio de la megalomanía de cada régimen que dejan su sello con obras que merecen ser derribadas. El Renacimiento nos enseñó que la arquitectura puede ser útil, bien planeada, perdurable y además muy bella. El ejemplo son esos conventos y monasterios del Barroco que después de más de 500 años albergan museos, hoteles y restaurantes. Esa es la verdadera sustentabilidad de la arquitectura: que un bello edificio de siglos trasforme su espacio a otros usos y siempre sea vigente.

El West Village de Liu Jiakun es útil y carece de belleza, no hay una fuente, un jardín de flores para meditar, espacios para estar y mirar el cielo, todo es para “hacer algo”. La arquitectura del Barroco llevó al paroxismo: elevar lo útil al rango de lo bello.

En West Village no hay arte y no es Brutalismo que utilizó los materiales con audacia e involucró al arte, esculturas, dio la noción de que vivir en un lugar va más allá de ocuparlo, es motivar el arraigo. El sentido de la arquitectura debe regresar a crear el espacio que otorgue al ser humano un sitio que lo contenga. La arquitectura se ha contagiado del arte VIP y pretenden que las buenas intenciones justifican el feísmo vulgar del “nuevo lujo”, o de la sustentabilidad social que sacrifica la belleza porque es “burguesa”.


  • Avelina Lésper
  • Es crítica de arte. Su canal de YouTube es Avelina Lésper
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