He tenido varias experiencias desagradables al viajar en automóviles de Uber, en esta ocasión fue demasiado y decidí manifestarlo en mi columna. Pedí un Uber confort para venir a trabajar, llevaba mi maletín de cosméticos porque estoy grabando los programas de Milenio televisión de Arte. Es un maletín muy costoso al igual que el contenido. Al subir al auto, el conductor iba escuchando música ruidosa. Le pedí que le bajara el volumen y corregí, le pedí “por favor apague la radio”.
Me respondió muy molesto “estoy escuchando la música y si no le parece bájese del carro”, Me quede paralizada. Me insistió: “¿quiere el viaje o no?”. Obviamente me bajé del automóvil, no tenía opción, en el nerviosismo, tratando de tomar mis cosas, escuché como me insultaba con una ofensa, y se arrancó llevándose mi maletín de cosméticos. Traté de reportarlo, pero el tipo borró el viaje. Se llama “José Antonio”, Uber nunca da los apellidos porque protege su privacidad.
Me insultan, me roban y no tengo manera de hacer algo, por si fuera poco, el “José Antonio” antes de borrar el viaje me reportó, y el supuesto chat es inútil, para eso sirve la Inteligencia Artificial para responder en esos chats que no ayudan. Le puse todo lo sucedido y nada, el chat dice que no puede ayudarme. Estoy segura de que si yo hubiera sido hombre este tal José Antonio no se atrevería a hablarme y tratarme así, a un hombre lo respetan porque entre ellos saben ajustar sus cuentas. Con las mujeres es diferente, y de eso abusan y saben que no hay consecuencias que Uber “cuida su privacidad”.
Para Uber la seguridad significa que no te maten o te secuestren, fuera de eso, el maltrato es parte del viaje. He recibido desde insultos porque trabajo en un periódico, agresiones verbales de contenido sexual, hasta choferes que no querían orillarse más a la banqueta cuando traía una férula en el pie. Uber como empresa no ven que las usuarias somos seres humanos, para ellos cuenta si tienes crédito en la tarjeta para pagar el viaje. No capacitan realmente a sus conductores para que tengan el más elemental trato, que sepan que no pueden agredir a las mujeres.
En una ocasión el conductor iba escuchando un podcast de con una sexóloga con un lenguaje bastante explícito, le pedí que lo apagara y con cinismo me vió por el espejo y me preguntó: “¿Le molesta?”. ¿De dónde sacan a estas personas? ¿Cómo los reportamos? ¿En qué rubro de su algoritmo cabe este tipo de agresiones? Desde que pasó por mí sabía que era mujer y no apagó su podcast, lo hizo intencionalmente.
Además de agredirte te cobran el viaje. Lo expongo porque sé de varias mujeres con malas experiencias en Uber. Desde aquí le pregunto a esta empresa si su proceso de deshumanización, su ya proverbial desinterés por el bienestar de las usuarias, ¿les da mucho dinero? suficiente para evadir su responsabilidad hacia las mujeres.