Deambulando por la ciudad aun es posible apreciar las luces decembrinas, dicho fenómeno llama la atención de Sebastián, quién, de regreso del trabajo, prefiere mirar a través de la ventana del transporte público que ir hipnotizado por su celular, como el resto de los usuarios. De manera inocente cuenta cuántas casas mantienen el espíritu, o la tradición, del fin e inicio de año, así como la costumbre de mantener dichos arreglos hasta el Día de la Candelaria. De súbito recuerda que aún tiene en el congelador un poco de recalentado, el cual se convertirá en su cena.
De manera personal, consideramos en este espacio que la mayoría de la sociedad mexicana vivimos el periodo que comprende del 6 de enero al 2 de febrero, una etapa de reflexión o sanación digestiva de las fiestas pasadas. Esto debido a la sensación de indigestión o, en el mejor de los casos, satisfacción de las comilonas invernales. Razón por la cual se hace énfasis en el interés por hacer ejercicio, ya sea de manera lúdica, con actividades como salir a caminar o correr, cambiar hábitos sedentarios, etcétera; o con estrategias específicas, como asistir a clases de aeróbics o a un gimnasio.
En este punto la alimentación se ve reducida a la implementación de dietas o regímenes alimenticios, donde se “sacrifica” al paladar para retomar el peso, talla o figura, que se ostentaba en semanas anteriores. Y es justo en este punto donde se puede dar un giro a los elementos dieta, sacrificio, hambre y sufrimiento, ya que el punto focal es el cómo preparamos nuestros alimentos, o en caso de no contar con el tiempo suficiente, podemos sustituirlo por el qué comemos. Si bien el concepto de comida saludable abarca a todas las frutas y verduras, semillas y proteínas provenientes de carnes blancas y de forma vegetal, la realidad es que el sistema alimentario debe abarcar a todos los tipos de alimento, incluyendo grasas, carbohidratos, azúcares, entre otros. Eso sí, equilibrando su consumo, donde la fibra, el agua y las proteínas tienen un papel principal.
Para poder nivelar todos estos nutrientes es necesario saber cocinar, o al menos tener los principios básicos, esto es como actúan cada uno de los nutrientes disponibles en los alimentos. Esta enseñanza a quedado estacionada en la educación básica, pero sin darle una continuidad conforme el individuo avanza en su formación académica. Y donde la cocina, o saber cocinar, es una tarea destinada para las mujeres, las cuales, en generaciones actuales, rehúyen de esta, con cierto grado de razón, al considerarlo una actividad esclavizante. Y que solo nos deja con el siguiente círculo viciosos -En inicio de año es para ir al gimnasio o mantener la promesa de hacer ejercicio y dieta- y no el alternar una dieta equilibrada, a pesar de las nada negables comilonas o manjares que cada temporada nos tiene la gastronomía y su historia.