Contra natura es una novela que se niega a frivolizar el comportamiento humano. Sea de cualquier preferencia sexual, quiere ser un alegato moral, racional, sobre las relaciones que atentan contra la dignidad de las personas. Se aleja de lo puramente emocional para, basado en estamentos filosóficos, darle al ser su digno lugar en el mundo. Ácida crítica con diálogos imposibles en la realidad: ahí donde la ficción juega el rol de guía para entender estereotipos sobre el bien y el mal de nuestra existencia.
He seguido la pista a Álvaro Pombo (hoy Premio Cervantes) desde los años 80, cuando vivía en España. Pero no había leído Contra natura que aun vivo otro Cervantes, Sergio Pitol, me recomendó su lectura: “Te hará vibrar”, dijo. Pues sí: hacía mucho que no leía una novela que me atrapara al grado de desvelarme para llegar al final de la página 561. Una poderosa prosa y un conocedor de la filosofía de la gente, como si fueran “ínfulas extrañas” en una literatura que lo empuja a lo clásico.
Haré una pregunta al lector: ¿es usted un amante o un amado? Si no lo sabe aténgase a las consecuencias al acercarse a esta pieza provocadora no apta para pacatos que se asoman al universo para que alguien les solucione la vida.
Hay un fraseo de citas filosóficas que ya en sí avalan la novela de Pombo, un transgresor para crear conciencia. Pero las historias que cuenta como ejemplo de vidas comunes y corrientes suman a la obra la reivindicación de la ficción como posibilidad de cambiarnos o al menos comprender de qué material destructible estamos compuestos, de cómo la química emocional acaba por destrozarnos al grado de convertirnos en piltrafas al servicio de quien sea. No importa aquí ser bueno o malo. Importa el uso que del cerebro hacemos para sobrevivir en una sociedad podrida, donde el dinero impera.
Está basado en personajes homosexuales pero no se confunda nadie: Contra natura no es “literatura gay”. Es escritura universal apta para aquel que quiera cambiar su mente a un espectro amplio, sin esquemas, allí donde el ser racional entiende que la conducta sexual, el impulso del deseo, confuso, es la ruina de la conducta humana.
Álvaro Pombo, acertado Premio Cervantes.