La literatura logra hacer posible a los amores imposibles. Trascender el tiempo. Idealizar una historia de amor a través de la palabra. Pintar un país —España— en los difíciles años de conciencia, los 80, después de Franco. Dos personajes, escritores: uno apenas despuntando su despertar erótico y el otro con el conocimiento que da ser mayor (aunque no sea garantía).
El poeta y cómplice Vicente Alexandre los cobija bajo el manto del epentismo, significación atribuida a Federico García Lorca para denominar la homosexualidad. El invitado amargo, de Vicente Molina Foix y Luis Cremades es una obra inclasificable que debería ser imprescindible para enamorados que creen y descreen de la pareja sentimental. Con uso de la memoria y la correspondencia se construye una historia intelectual que va más allá de lo concebido tradicionalmente como “amor”. Una edificación literaria a través de la poesía, la crónica, el ensayo y la narrativa sobre la vida, los libros, la fiesta interminable, la amistad, los celos, la rabia contenida, el odio agazapado, el deseo, la pasión, la infidelidad, la traición, la sabiduría, la juventud y la vejez a la que los amores continúan dialogando su pasado para entender su presente y llegar al perdón mutuo. No importa lo que dure una historia: importa el instante fijo de la memoria en eso que llamamos amor. Y en eso los humanos somos igualitarios sobre odios, resentimientos, frustraciones y reconciliaciones para alcanzar la comprensión mutua.
Un gran libro para pensar las relaciones amorosas, las únicas para entender la soledad acompañada. Párrafos de inteligencia superior frente a sentimientos puros. Racionalidad fría y emociones a la piel. Un libro para una sensibilidad a prueba, lejos de vulgaridades donde el amor es rosa, no contradicciones profundas. En ese instante donde el tiempo se alarga en la conciencia hasta emerger las verdades del inconsciente. Liberar los golpes del alma. Asumir un virus, por ejemplo el vih, con la incomprensión familiar y superándolo con poesía y una empleada doméstica, hasta “perder contacto con ese baile de espejos que es el mundo”.
Molina Foix y Cremades: una historia que los une y reconforta con la vida de amores ciegos…